Es un mito viviente. Una sonrisa. El gran campeón sin corona. Un auténtico fenómeno y quien más sabe de motos, de pilotos, de carreras, de los 2.000 habitantes del ‘paddock’ de MotoGP. Ha sido cuatro veces subcampeón del mundo de 500cc, cuando las ‘quinientos’ eran auténticos rompehuesos, sin control de tracción, a pelo, pura fuerza bruta.

El norteamericano Randy Mamola (San José, California, EEUU, 10 de noviembre de 1959) ha ganado la plata cuatro veces, dos con Suzuki (1980 y 1981), una con Honda (1984) y otra con Yamaha (1987). Las ‘salvadas’ que ahora hace Marc Márquez, las inventó él. Como destrozar la rodilla, el codo y hasta el culo de su mono. Mamola, que vive en Sitges, es lo más cerca que uno puede estar de un ‘Superman’ sobre ruedas. Mamola dice que si él es ‘Superman’, Márquez es Harry Potter “porque él sí hace magia”.

Randy Mamola se salvó de una caida durante el Gran Premio de San Marino, en 1985. / YOUTUBE

Perdone, pero usted era ‘la bomba’, hacía un show en cada curva y un festival en cada GP ¿qué piensa cuando ve a Márquez? ¿Qué pienso?, lo que piensa todo el mundo, lo que piensan sus rivales, lo que piensa Valentino (Rossi), lo que piensa cualquier amante de las motos, ¡guauuuu! ¡que magia! Es excitante verle correr. Ha habido poquísimos pilotos, que, en su primera aparición en MotoGP, bueno, en ‘quinientos’, provocasen esa magia. Pienso en Kenny Roberts, claro; tal vez en Casey Stoner; también en Freddie Spencer…pero Marc luce esa magia desde su nacimiento, me temo. Es una delicia verle correr.

Y, además, parece divertirse sobre la moto. Cuando bajó del podio de Valencia, en el 2013, siendo el nuevo campeón de MotoGP, rompiendo, a los 20 años, todos los récords de precocidad de Kenny y Freddie, yo estaba allí esperándole. Le miré y le dije: “Marc, por favor, no cambies, no dejes de sonreir, no dejes de ser feliz, no dejes de disfrutar…” El año pasado, en Motegi (Japón), cuando ganó el quinto título fue él quien me buscó al bajar del podio, me miró y me dijo: “¿Te parece que he cambiado?, nunca olvidaré lo que me dijiste, nunca”. Y esa es para mí lo mejor, ni siquiera me atrevo a decir que virtud, de Marc: sigue siendo un niño que disfruta, encantador, que se lo pasa bien. Era joven a los 20, cuando debutó en MotoGP, y sigue siendo joven, a los 26, cuando logrará, sin duda, su sexto título en siete años.

Le noto cerca de Márquez, ¿le recuerda algo de usted, de sus comienzos, de su agresividad en la pista? Me recuerda la pasión con la que tienes que ejercer tu profesión, prepararte, sacrificarte, aprender de tus errores, mejorar. Lo mejor de Marc es que ¡cada año! es mejor y eso que, cuando acaba la temporada y lo ha ganado todo, piensas ‘no va a poder hacerlo mejor’. ¡Y lo hace! Y, en ese sentido, estoy convencido de que su familia, su equipo, Emilio (Alzamora, su manager), le han dicho algo parecido a lo que me dijo un día mi padre: “Randy, puede que tengas algo que los demás no tienen. Incluso que seas mejor de lo que dicen tus resultados, pero no olvides que los demás también tienen cosas de las que tú careces. No dejes de ser humilde, no dejes de aprender de los demás”. Ese es Marc. Pienso. Creo. Lo veo.

Randy Mamola se salvó de una caida durante el Gran Premio de San Marino, en 1985. / YOUTUBE

¿Por qué cree que Márquez es tan bueno o por qué cree que gana? Es imposible ganar como gana Marc sin tenerlo todo. Joven, entrenarse duro, aprender de los errores (no olvidemos que lleva 12 años en el Mundial y 198 grandes premios), confiar en su gente, ser humilde, ser agresivo y, sobre todo, conseguir el paquete perfecto. Este Marc y esta Honda ya son tremendos. Hace un año, Ducati tenía mejor motor. Esa ventaja la han perdido. La Honda ya corre tanto como la ‘Desmosedici’ y eso ha permitido a Marc correr con más sosiego, con más cabeza, con menos riesgo, más táctico, más estratégico. Con una mejor moto, Marc todavía explota aún más su talento. Ya no se cae tanto.

Si eres rival de Márquez ¿qué debes pensar? ¿qué puedes hacer? Poco. De momento, lo que hacen todos: pedir una moto mejor, más potente. Pero, al final, Marc acaba ganando siempre porque su paquete es casi invencible. Casi. Hay que fijarse en cómo le ganó Rins en Inglaterra, con menos moto. O, en el caso de ‘Dovi’, insistir a Ducati en hacer una moto que solucione su eterno problema: mejorar el paso por curva. ‘Dovi’ lleva dos años empujando un muro, que es Marc, que no se ha movido un centímetro. Y, ahora, necesita que Ducati le eche una mano. Y otra cosa que pueden hacer es esperar que esa sonrisa juvenil de Fabio (Quartararo) se convierta, como se convirtió la de Marc, en ganadora. Lo que no es fácil, porque Marc sabe que, ahora, el peligro es el ‘Diablo’. Pero solo recordaré una cosa: Marc, a la edad de Fabio, es decir, a los 20 años, ya era triple campeón del mundo de 125cc, Moto2 y MotoGP.

¿Usted le ve fin a este arrollador dominio? Yo no, desde luego. El binomio Márquez-Honda me parece insuperable en estos momentos, pero esto es deporte. No creo que ni uno ni otro se despisten. Se necesitan. Siempre que Marc tenga una buena moto, ni siquiera la mejor, será el favorito. Solo una lesión, que nadie desea, podría frenar esta nueva era. Marc es el líder de una nueva generación de pilotos que han creado un nuevo estilo de pilotar una moto, que pesa 160 kilos, y que él lleva como si fuese una bicicleta. Parece fácil, pero no lo es. Es durísimo. Aunque Marc goce, sonría, se divierta sobre la moto, lo que hace es muy, muy, difícil.

Hay quien opina que, para demostrar que es un campeón, debería de ganar con otra moto. Menuda tontería, de verdad. La gente dice cosas increíbles. Ya sé que todos quisieran ver a Hamilton sobre un Ferrari o a Márquez, sobre una Ducati, pero Lewis y Marc solo quieren ganar. Marc no tiene que demostrar nada. Ya es grande. Ya es tremendo. ¿Qué sentido tiene obligarle a ganar con una moto peor o más lenta? Además, Marc, como ocurría con Roberts y Stoner, es rápido con cualquier moto que le des. Marc ya ha ganado títulos sin tener la mejor moto. Yo, por ejemplo, disfrutaba más viéndolo el año pasado, cuando tenía que arriesgar en las frenadas, jugársela, caerse, para compensar el mejor motor de ‘Dovi’. Me gustaba más aquel Marc; ahora gana con más cabeza porque sabe que en su puño derecho tiene algo guardado.

Séptimo año en MotoGP y, al final, se han unido don, talento, pasión, entrenamiento, agresividad, experiencia y una gran moto. Hay una persona que refleja, perfectamente, esa evolución prodigiosa de Marc, su ingeniero Santi Hernández. Ya no sufre como antes. Este año solo le he visto pasarlo mal en el arriesgado y desesperado, cuando ya tenía la ‘pole’, segundo intento de Brno, con ‘slics’ (neumáticos lisos) sobre pista mojada. Le vi rezar para que llegase sano y salvo al boxe. Santi no quería la ‘pole’, que ya tenía, quería que Marc no se hiciese daño. Por lo demás, la superioridad que han demostrado en ensayos y carreras es enorme. ¿Por qué?, porque la moto ha mejora y porque Marc ha añadido, a su enorme talento, experiencia, sensatez y equilibrio para saber que, cuando no puede ganar, ha de ser segundo y no tratar de lograr lo imposible.