De pronto, como una súbita aparición, subió ayer las escaleras del campo número 1 de la ciudad deportiva del Barcelona. Entró Eric Abidal y pisó la hierba. Al fin. Vestido, de nuevo, de futbolista. Como si fuera uno más. Pero no lo es aún. Vestido el defensa francés como los demás. O casi como los demás. Solo un pequeño detalle delataba que Abi , así le llaman todos en el vestuario, desde Guardiola hasta Tahamata Ibarz, Chema Corbella o Gabi Galán, los utilleros del equipo, no llevaba aún las botas de jugador de fútbol.

Salió al campo con zapatillas deportivas, la única diferencia visual que se apreciaba con respecto a sus compañeros. Pero ahí estaba Abi , en su otra casa, en el campo de entrenamiento, mientras libra en silencio y discreción el gran partido de su vida. Hace menos de tres semanas dejaba un despeje para el recuerdo en el Sánchez Pizjuán cuando desde el suelo, y con la cabeza, evitó que Negredo se hiciera con la pelota. Es su última imagen como futbolista. Desde aquel domingo, era el 13 de marzo, Abidal no había vuelto a un campo de fútbol.

Tras el viaje a Sevilla, el defensa regresó a casa orgulloso, una vez más, por haber completado otro partido excepcional. Una revisión médica realizada el lunes 14 cambió totalmente su vida. Y el martes 15 de marzo, el Barça emitía un comunicado (eran las 10 de la noche) para informar que Abi tenía un tumor en el hígado y que debía ser intervenido de forma urgente. El jueves 17 era operado por el doctor Josep Fuster en la clínica Barna Clínic del Hospital Clínic, mientras el barcelonismo se conmovía por tan inesperada como dolorosa noticia.

Ayer, cuando apenas habían transcurrido 18 días desde su intervención, Abidal comparecía en el campo con toda naturalidad. Era la segunda visita del francés a sus compañeros en solo 72 horas. El viernes por la tarde, antes de que el Barça viajara a Villarreal, Abi acudió al Camp Nou para abrazarse con sus compañeros. Ayer, tras el triunfo en El Madrigal, volvió el defensa y ahora para hacer vida de vestuario. Lo que le gusta.

Sin alta hasta el verano

A Abidal se le vió bromeando con sus compañeros, recibiendo el cómplice saludo de Puyol, de quien se desconoce aún cuando volverá a jugar, y reproduciendo con gestos el control con el pecho de Piqué previo al derechazo que acabó en gol en El Madrigal. Además de preguntarle si ese curioso gesto posterior del central en la celebración del gol estaba solo destinado a él porque pareció que enseñaba el 22 que es suyo. ¿O era para Shakira?

Tras las bromas, Abidal se puso a pasear por la pradera de la ciudad deportiva culé junto a Emili Ricart, uno de los fisioterapeutas del equipo. Tranquilo, relajado, asumiendo que el camino que le queda aún por andar será largo y complejo porque si no hay complicaciones podría recibir el alta médica el próximo verano. Sería, como dijo Guardiola, el mejor fichaje de la próxima temporada. Cuando lo vieron entrar en el vestuario, un soplo de alegría sacudió al Barça. "Lo hemos visto como siempre, feliz, con mucha alegría, dándonos él ánimos a nosotros y no al revés. Verlo aquí con nosotros nos ayuda muchísimo", reveló Villa. No le falta razón porque Abi también juega desde fuera. Ayer su unió a la charla de Pep, lo que animó a todos.