El 20 de junio del 2010 quedará siempre grabado a fuego para los seguidores del Extremadura UD. Cerca de las 20.00 horas, el estadio de La Juventud de Mancha Real explotaba de júbilo con el pitido final del partido de vuelta de la tercera eliminatoria por el ascenso a Segunda B. El 0-0 hacía bueno el 4-2 favorable a los azulgranas de la ida y el millar de seguidores llegados desde Almendralejo irrumpieron en estampida sobre el césped del estadio jiennense para abrazar a sus héroes. «Fue increíble. Apoteósico. Una estampa inolvidable», recuerda Diego Madera, quien pudo verlo desde el palco como presidente entonces del club.

Mancha Real es, sin duda, el baúl del mejor recuerdo de este Extremadura desde su refundación. Aquel equipo, que nunca entró en las quinielas por el ascenso, se armó de coraje y entrega durante los seis partidos de play off para devolver al Extremadura a la categoría de bronce. 16 autocares y multitud de vehículos particulares acompañaron al equipo aquella tarde. «La llegada del equipo fue alucinante. La gente, en la calle, entregada con bufandas al viento. Y luego recuerdo la invasión en el campo tras el pitido final. Aquello fue lo máximo», rememora emocionado Diego Madera.

Víctor Paredes fue el capitán del equipo en aquel ascenso, un tipo honesto, querido y de Almendralejo. «Hasta que salimos en autocar para el estadio era un partido más, pero fue doblar la esquina de aquella avenida y ver un volcán de bufandas del Extremadura inundando la calle. Rompimos a llorar muchos futbolistas. Mira, te lo cuento y me emociono. Aquel fue el mejor día de mi carrera y uno de los mejores de mi vida», relata con pasión Víctor, que llegó a estar en la cantera del Espanyol y fue internacional con las inferiores de España. «Da igual lo que había vivido, sabía que ese momento era irrepetible».

Aquella tarde de junio, con Almendralejo levantado en armas en la pequeña localidad de Mancha Real, el Extremadura escribió su página más brillante desde su refundación. Quizá, por delante, tiene un reto a una altura similar por la complejidad de salvar este año la categoría. «Mira, la afición del Extremadura tiene algo que siempre la identifica. Que nunca se rinde. Buscamos siempre un resquicio de esperanza para superar nuestros retos. Y lo conseguimos». Palabra de un capitán que sabe lo que es conquistar sus sueños.