Con elegancia, buen tono y mucho respeto. Así fue la despedida de Manolo Ruiz como entrenador del Extremadura. Ayer, el ya ex técnico azulgrana, compareció por última vez ante los medios en la sala de prensa del Francisco de la Hera. Todos esperaban una explicación más convincente sobre su destitución y, posiblemente, algunos dardos envenenados. Pero en su discurso no había ni diana ni malas intenciones. La comparecencia duró dos minutos y medio, lo justo para leer un escueto comunicado y no admitir preguntas, algo que advirtió a los periodistas antes de comenzar.

En dicho discurso, Ruiz agradeció «a las personas que depositaron su confianza» en su cuerpo técnico para poder dirigir al Extremadura. Estuvo arropado en su despedida de su equipo, el entrenador de porteros, José Manuel Moreno; y el preparador físico, Raúl López.

Ruiz destacó que llegó al Extremadura siendo el equipo octavo en la clasificación y que se macha en tercera plaza, puestos de playoff y a sólo tres puntos del liderato. «Dejamos al equipo siendo el máximo goleador, el que mejor diferencia de goles tiene y a un sólo partido del campeonato. Creo que todos estos datos tendrían que reforzar la confianza en el cuerpo técnico». Finalmente, el jerezano tuvo un guiño especial con la afición y los peñistas por el «gran cariño que me han demostrado, muy especialmente en la última semana. A veces no son despedidas y puede ser un hasta pronto. Mis deseos para que el club cumpla sus objetivos».

Minutos después, en la otra punta de Almendralejo, en la ciudad deportiva, Rafa Martín Vázquez dirigía a la misma hora su primer entrenamiento como técnico del equipo. El preparador madrileño se ha presentado con un mensaje de tranquilidad y mucho optimismo ante la plantilla. Les ha pedido la máxima entrega y compromiso para cumplir el objetivo.

A día de hoy, Pardo y el guardameta Manu García son dudas para el envite del domingo ante el Granada B.