Y van cinco. Cinco triunfos consecutivos del Extremadura UD, estadística tremenda para la categoría que casi le asegura la permanencia en Segunda. Ni los más optimistas de Almendralejo y toda la región podrían haber pronosticado tamaña racha en positivo, propia solamente de los grandes de la categoría.

Y sí. Ahí están los azulgrana sacando la cabeza de la zona de atrás, aun con muchas dificultades añadidas: la condición de novato, el adiós de Enric Gallego, la falta de conexión con los diferentes entrenadores... que habían situado a los almendralejenses en las catacumbas de la categoría. Y, sobre todo con la marcha del gigante catalán al Huesca, las perspectivas parecían escasamente alentadoras. Incluso en los primeros partidos de la era Manuel nada parecía haber cambiado.

Pero llegó abril y aquello se transformó, y de qué manera. El técnico gallego (qué tiempos aquellos como futbolista del anterior Extremadura) ha variado la mentalidad, transformándola ineludiblemente en ganadora, a costa de sus firmes tesis del compromiso y el trabajo. Pudiera sonar esto a puro cuento, pero estoy convencido de que no. Escucho-veo-leo a Manuel y me encanta, más incluso que como jugador. ¡Cómo transmite el entrenador ante los medios y por ende cómo debe transmitir a ese vestuario!.

Hay más. Pongo tres nombres claves de la plantilla. Para mí el más importante es del portero Casto. El de Pueblonuevo del Guadiana (qué tendrá ese pueblo: Cristo, Abraham Pozo...) es un especialista cuya seguridad y saber estar ha dado muchos puntos ya. Enorme su ‘fichaje’ en invierno, una vez solventados los problemas para poder ser inscrito. El uruguayo Zarfino, pura energía, sostiene al equipo. Ale Díez es la frescura. De todo esto y del empujón de su increíble afición sale la fórmula del éxito.