Si hay un club y un equipo que sabe bien de milagros en el fútbol, ese es el Extremadura. Abonado a las proezas con mezcla de sufrimiento y gloria en las últimas temporadas, los azulgranas se enfrentan en menos de una semana a su enésimo reto mayúsculo para agarrarse al fútbol profesional. Hace tres temporadas, culminó una remontada de ensueño para seguir vivo en Segunda B. Hace dos campañas, completó el milagro de meterse in extremis en playoff y ascender a Segunda por el camino más largo de tres eliminatoras. Y, el año pasado, cuando estaba contra las cuerdas, Manuel resucitó a un equipo que logró una remontada histórica para la permanencia. Suenan tambores de guerra en el Francisco de la Hera. Hay nuevo reto por delante.

La aventura tiene dos análisis diametralmente opuestos. Uno positivo y otro negativo. El esperanzador tiene dos vías. Por un lado, el referente más cortoplacista. El año pasado, el Extremadura contaba con 30 puntos al pasar por la jornada 32 que reactiva este año la competición, es decir, uno menos que en la actualidad. Los azulgranas iniciaron una remontada apoteósica que no sólo les sirvió para salvarse, sino que, además, se erigieron en el mejor equipo del último cuarto de campeonato en la división de plata, marcando siete victorias, dos empates y dos derrotas en los últimos 11 partidos.

Evidentemente, esos números le darían la permanencia otro año, pero no resulta fácil repetirlos. De hecho, la estadística está muy en contra de las aspiraciones azulgranas. El 90% de los equipos que al paso por la jornada 32 sumaban 31 puntos o menos (caso actual del Extremadura) en las últimas cinco temporadas, terminaron descendiendo a final de campaña. Sólo se salvó el 10%, es decir, sólo dos equipos de 20 contabilizados. Lo curiosos es que uno de esos equipos fue el Extremadura del pasado año, mientras que el otro fue el Córdoba de hace dos temporadas. En ambos con José Antonio Reyes y la presencia del grupo Oliver de por medio.

Factor Manuel / La baza a la que también se agarra el Extremadura es a su infinita fe que tanto promulga su técnico, Manuel Mosquera, que ayer desveló a su gente que tendrán una conexión visual durante todos estos partidos. Y es que el técnico gallego confesó ayer que han pensado que tanto él como sus jugadores alzarán la mano con la palma mirando hacia arriba y emulando que sujetan algo «para que cada vez que ellos vean este gesto, sepan que están ahí con nosotros. Intentaremos hacerlo en cada situación de gol y alegría. Quiero jugadores comprometidos y que su afición lo sepa. Nuestra gente es la que históricamente ha soportado este club. Aquí no jugamos sólo por nuestra profesión, sino que jugamos por nuestra gente. La que hace que esto perdure en el tiempo».

A Manuel no le preocupa cuando se suele decir que esta será una liga de jugadores comprometidos. «Creo que es algo que ya lo tienen que tener por defecto en un equipo, pero en el Extremadura esa palabra está muy arriba».

Duda / El preparador del Extremadura ha confesado que su plantilla no llegará al cien por cien para el partido del viernes ante el Elche, pues hay bastantes jugadores tocados. Descartado está Kike Márquez, al que le esperan un par de semanas más de baja, pudiéndose perder casi la mitad de lo que resta ahora de campeonato.

La preocupación se centra ahora en dos hombres: Nono y Alex Alegría. El primero sufrió hace una semana una pequeña lesión muscular que le hace ser seria duda para el partido en el Martínez Valero. El segundo, Alegría, no ha entrenado con normalidad en los últimos dos días, pero los servicios médicos del club garantizan que estará disponible para jugar en Elche. Canteranos como Samu Manchón o Lele están lesionados.

Manuel ha confesado que podría introducir algunas variaciones con respecto al juego que se ha visto del Extremadura esta temporada. «Desde la primera semana del confimamiento ya empecé a darle vueltas a las cosas para ver qué situaciones podíamos cambiar. Uno no se puede quedar sólo en lo que está haciendo bien, sino que hay que evolucionar. Ahora empieza una liga nueva. Tenemos cuatro puntos de desventaja que son subsanables. Tenemos muy claro el camino y también el planteamiento mental».