El corredor español Jesús Manzano, que ayer se enfundó por vez primera el maillot del equipo Amore e Vita y, junto a sus nuevos compañeros, ha recibido la bendición del papa Juan Pablo II, ha reconocido haber vivido ante el Pontífice "una gran emoción", que le llevó a que incluso se le saltasen las lágrimas.

"Ante el Papa he sentido una gran emoción. Se me saltaban las lágrimas, se me ponían los pelos de punta. Ha sido algo impresionante y difícil de explicar", dijo Jesús Manzano a Efe. Manzano, que corría para el Kelme, en las últimas semanas ha denunciado la existencia del dopaje, siendo acogido por el Amore e Vita al quedarse sin equipo.

UNA VEZ MAS El Amore e Vita, que corre con la licencia y colores de la Ciudad del Vaticano, ante su lucha contra el aborto (motivo que dio luz al equipo) y contra el dopaje, recibió ayer por decimosexta vez la bendición de Juan Pablo II.

Un acto enmarcado dentro de la habitual audiencia general de los miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro, y a la que asistieron unos 14.000 fieles, pese al tiempo gris y la lluvia.

Tras recibir la bendición del Papa, los integrantes del Amore e Vita, corredores, técnicos, masajistas y dirigentes, con su patrón Ivano Fanini a la cabeza, acudieron a saludar a Juan Pablo II, al que entregaron un maillot del equipo, una bicicleta y el último trofeo conquistado por el conjunto y que ha sido en tierras suizas. Asimismo se hicieron varias fotografías.

Manzano era uno de los más emocionados. Tanto que fue el único en besar la mano del Pontífice. "Me ha dado la oportunidad el Amore e Vita y Fanini, y les tengo que dar las gracias por confiar en mí, por darme una segunda oportunidad y estar presente ante Juan Pablo II", indicó Manzano tras la audiencia.