Marta Galimany dio la primera alegría al atletismo español en los Mundiales de Catar. Fue durante el maratón de media noche, sobreviviendo a la escabechina de hasta un 40% de las participantes retiradas y logrando ser la segunda mejor europea, con plaza (por llegar 16ª) para los Juegos de Tokio. La atleta catalana de 34 años supo adaptarse al bochorno del golfo Pérsico gracias al entrenamiento específico realizado junto a su entrenador Jordi Toda y el control de los técnicos del CAR de San Cugat, efectuando sesiones de carrera nocturna durante el verano en el espigón del Port de Tarragona.

Por la tarde, el mediofondo español resucitó gracias al lucense Adrián Ben y el salmantino Álvaro de Arriba, vigente campeón de Europa indoor, que pasaron a semifinales de 800 leyendo con nota sus dificilísimas eliminatorias.

Faltaba saber cómo iba a responder Eusebio Cáceres en la final de longitud, dos años después de sus tres nulos en Londres y un sinfín de críticas y lesiones. El saltamontes de Onil consiguió la mejora y la primera plaza de finalista para España en el primer salto (séptimo con 8,01 metros), en una prueba ganada por sorpresa por el jamaicano Tajay Gayle (8,69).

Tal como se preveía, el estadounidense Christian Coleman dominó desde el principio la esperada final de los 100 metros. Con seis atletas por debajo de los 10 segundos y un registro de 9.76 segundos para el ganador, el joven y prometedor velocista estadounidense se sitúa como el sexto de siempre. Lejos del estilo y de los registros de Usain Bolt, Coleman se acercó un poco más al mito y a su inalcanzable récord (9.58 segundos) al lograr su mejor marca personal. Su compatriota Justin Gatlin logró la plata con 9.89 segundos. El día también lo ensalzó el récord del mundo de 4x400 masculino gracias a Estados Unidos.