Ganó, a lo grande, a lo inmenso, a lo tremendo, a lo joven, a lo aguerrido, a lo Polyccio , como no podía de ser otra manera. Pol Espargaró triunfó con un adelantamiento prodigioso a Nico Terol en la última vuelta y en la última curva. "Era el único sitio, en el único instante, en la última vuelta", dijo al bajar del podio, donde lanzó el cava (él sí puede celebrarlo pues es mayor de edad) hacia el cielo en honor de Shoya Tomizawa. Y con ese triunfo respondió "al enorme esfuerzo, tremendo, que está haciendo todo el equipo". Y ganó un viaje al Caribe que le había prometido su jefe de equipo, Pere Gurt. Así es el pequeño Espargaró. Así de divertido. Reparte sonrisas, más que Marc Márquez, sí, siempre concentrado en lo suyo. En ganar.

Cuando le dejan. Cuando no se le rompe el tubo de escape de su Derbi, como le ocurrió en Xerez (ese fue su primer 0 de la general) o surge, de pronto, como un obús Randy Krummenacher, un suizo de 20 años, que se llevó por delante al líder del Mundial de 125cc en la primera curva. "No sé donde iba Randy, ni idea, pero, de pronto, me desapareció la moto de debajo del culo", dijo Márquez, que se indignó más en la pista, sobre la arena, al comprobar que se le había roto el puño del gas en la embestida y no podía seguir en carrera. Imposible. "Afortunadamente quedan muchas carreras y puntos por disputar, pero estaba para subir al podio y mantener el liderato", contó el discípulo de Alzamora, que no cesaba de animarle de cara al sprint final.