Angel Marcos dijo no tenerle miedo al nuevo desafío y hasta confesó que le "costó más" hacerse cargo de la dirección general del Cacereño el año pasado porque era "una parcela desconocida" para él. "Vamos a tratar que eso de ser el revulsivo sea efectivo. Estoy tranquilo, no me coge de sorpresa. Creo que es la séptima u octava vez que voy a entrenar al Cacereño", aventuró. En su currículum hay tres ascensos de categoría.

"Es duro lo que está pasando porque yo he estado en su lugar algunas veces", indicó sobre la destitución de Alcázar, de acuerdo con la teoría de que las críticas de los aficionados al técnico afectaban a la plantilla. "Lo único que necesitamos es una victoria, porque cuando se produzca vendrán más. Estamos cerca, porque creo que hasta ahora no hemos sido inferiores a ningún rival", agregó, asegurando que no hará muchos cambios respecto al trabajo de Alcázar, al menos en lo táctico: "Lo que pasa es que el equipo está cerrado mentalmente. Vamos a hablar con ellos. Han pasado solo seis jornadas y sigo pensando lo mismo. Nuestro objetivo es mantenernos sin desdeñar nada".

Curiosamente, el próximo rival del Cacereño, el Oviedo, también prescindió ayer de su entrenador, Raúl González, aunque aún no ha nombrado sustituto.