«Fue el deporte». Ricardo Brillo Merideño, ‘Richi’ (Cáceres, 20 de diciembre de 1990), capitán del AD Cáceres, de Superliga 2 de voleibol, frunce el ceño, muy natural él, y responde así cuando se le cuestiona sobre cómo se inició su historia de amor con María Romero Garrido (Plasencia, 2 de agosto de 1999), escolta del Nissan Al-Qázeres, de la Liga Femenina Dia de baloncesto.

Él, más serio; ella, siempre risueña. «Nos cruzábamos en la pista del Multiusos… hasta que quedamos para tomar algo», cuenta el jugador de voleibol, que lleva «toda la vida» en el club extremeño, en el que es una referencia inexcusable, un ADN. Fue hace «casi tres años», especifica ella, cuando iniciaron su relación. «Nos unió el deporte, sí», subrayan al unísono.

«Es muy trabajador. Lo que tiene es porque se lo ha currado», dice Romero sobre Richi, un clásico del voley local que se inició con Enrique Carrasco y Jorge Tello y que siempre ha practicado este deporte. El jugador está en un receso de su trabajo en su empresa familiar, Alimentación Maruchi, y en poco tiempo ejercerá de socio en un gimnasio de la ciudad. «Me dan muchas facilidades. Tengo tiempo para los partidos y los entrenamientos». Su jefe es su padre. Y ello ayuda, evidentemente, a alguien apasionado del voleibol. «Cuando me vea que no puedo hacer algún movimiento, algún salto, lo dejo», añade Richi, habitual central.

«A mí me gustan todos los deportes, aunque ahora entiendo más de voleibol. Suelo ir a verle, yo soy más intensa que él», dice la joven placentina, a modo de comparación entre las diferentes maneras de ser de ambos. Ella tiene como crítica a su novio y su hermana y compañera Silvia. «Los consejos de los dos me sirven, claro…; siempre me los tomo a bien», acota esta jugadora que reclama «más visibilidad» para el voleibol local.

«Él es muy exigente, pero por esa experiencia que tiene le escucho», asegura Romero. Él le pide más arrojo para seguir progresando. «Le falta paciencia, sobre todo, porque es muy joven y no tiene mucha experiencia, pero las condiciones las tiene», comenta Richi ante la mirada cómplice de María, una escolta que cumplirá su quinta temporada en el Al-Qázeres. Se espera que sea está la de su verdadera explosión. El talento ya lo ha acreditado en el equipo filial de Primera. “En uno tiene confianza; en el otro se le encoge la mano». Su novio sabe que tiene el talento para triunfar. «Ella no conoce sus límites. Por supuesto que tiene muchísimo por mejorar».Richi y María, María y Richi, la pasión mutua por el deporte y por el amor que les ha unido.