“No tengo lágrimas; no lo he pasado muy bien en los últimos meses, no”. La voz de María Romero (Plasencia, 2 de agosto de 1999) suena emocionada. Son las 11.40 de este domingo en su casa de Cáceres y su exclub juega 20 minutos después ante el Perfumerías Avenida. “Claro que voy a ver el partido, por supuesto”, no duda en decir porque, en realidad, ella asegura sentir como algo suyo al Alter Enersun Al-Qázeres “por muchísimas razones y porque aquí me han dado un montón de cosas”. La desvinculación de la joven capitana rumbo al HGB Ausarta Barakaldo, de Liga Femenina 2, es un hecho seis temporadas después de llegar a una entidad que confió en ella como una de las grandes perlas del baloncesto femenino nacional. Tenía 16 años y ya asombraba en el Miralvalle.

“Si sale bien, muy bien; si no, no pasa nada, pero yo tengo que intentarlo”. La escolta cambia de aires alentada por la gente que quiere, desde sus padres, hasta su hermana, Silvia, excompañera suya en el equipo, hasta su pareja, el jugador de voleibol Richi Brillo. “No ha sido fácil tomar la decisión”, asume, “pero he recibido todo el apoyo que necesitaba”. Ella afirma confiar en sí misma y abre una puerta al regreso, pero sentencia: “me he dicho a mí misma que o cojo el tren este año o ya no lo podré coger después”.

María Romero, el día de su debut en el Serrano Macayo, en octubre del 2015 (EL PERIÓDICO).

La baloncestista placentina asegura que incluso desde antes de dejar su localidad natal para marcharse a Cáceres, siendo aún niña, “siempre he pensado que tenía que irme fuera”. En este caso, podría haber recalado en el Miralvalle, pero apunta que “es como si me quedara aquí, tenía que irme”. Romero agrega que se alegra “muchísimo” de todos los éxitos de su club de formación, pero que la mejor opción para ella es su nuevo destino. “Era lo más fácil, pero no era una buena elección porque lo que quería hacer era irme fuera de mi tierra”.

¿Por qué no ha triunfado? María tiene sus particulares claves. “No quiero quejarme ni demostrar nada a nadie ahora que me voy. También me recuerdan mucho lo de la mala suerte que he tenido con aquella lesión ni el año pasado con lo del edema óseo. Ahora que estoy muy bien y no me está dando problemas la rodilla es cuando me he dicho que tengo la gran oportunidad de demostrar cosas”, sugiere.

María Romero, junto a su hermana Silvia (izquierda), en la temporada 2018-2019 (EL PERIÓDICO).

Y se va lejos, desde el próximo día 1, con la máxima ilusión. “Son solamente tres meses, de momento, y no sé si seguiré allí mucho tiempo más”. En Barakaldo dice que su objetivo es acumular experiencia “en pista”, ya que en vivencias en un club importante ya la tiene. “Yo lo que quiero es jugar minutos importantes, últimos cuartos, sentirme útil en una pista”. Además, asegura que su nuevo entrenador, Alberto Cea, le ha dado toda la confianza en sus primeras conversaciones. “No me ha pedido ni puntos ni nada parecido; solamente trabajo, y yo voy a aportar esa experiencia que tengo y trabajar, por supuesto”.

María Romero se marcha sin rencor alguno. “Cada uno tiene sus ideas y todo es respetable y lo entiendo”, asume, “pero por supuesto que creo que merecía más oportunidades porque yo he currado como mis compañeras, mucho, y hacía los mismos entrenamientos”. Mucho tiempo ha pasado desde que el 3 de octubre de 2015 debutara con Jacinto Carbajal en el Al-Qázeres en Liga Femenina 2 en pista canaria del Ciudad de los Adelantados (72-84), con tres minutos en pista. Después, en casa, el siguiente encuentro, ante el Universidad de Oviedo disputaría 17 minutos para hacer 7 puntos en el diáfano 98-43.

María Romero (número 8), el pasado martes, en su último partido con el Al-Qázeres (Silvia S.F.)

Se marcha con muchos nombres de gente a la que quiere. Y no son pocas, además de su preparador físico, Álvaro Sevilla, “que ha hecho que esté tan bien físicamente ahora”. Y nombra una a una a excompañeras y amigas, aunque tema olvidarse de algún nombre: Elena Corrales, “claro”, Vero Sánchez, Carla “por supuesto”, Miriam Forasté, Mariona Martín, Esther Montenegro, Paula Ginzo, Julia Melina “y de este año Vicky Llorente, Irene Lahuerta y Ana Hernández”. Un apartado especial para quedarse con una jugadora extranjera: la escolta norteamericana Alexis Jones, “la mejor con la que he jugado en mi vida”, acota.

María Romero encara su momento. ¿Volverá? ¿Triunfará? Por convicción y aliento no va a ser.