Marc Márquez, como no, estaba hoy eufórico, pero muy sereno, animado, simpático (como siempre) y orgulloso de lo que había logrado¿él, su equipo, su fábrica y su familia. Y se le veía, sí, sorprendido por haber cerrado su triunfal temporada un día, un domingo, un gran premio, en un poís, Japón, donde no se lo esperaba.

--¿Qué, no se lo cree ni usted, verdad? La verdad es que no, no me lo creo porque creía, perdón, creíamos todos en el seno del equipo que era imposible que se diesen todas las circunstancias que debían producirse para que pudiésemos celebrar el título aquí pero, bueno, se han dado y somos muy felices.

--¿De verdad, nunca ha pensado que podía ser campeón en Japón? En ningún momento hemos pensado en ser campeones aquí, hasta el extremo de que, cuando he cruzado la línea de meta y he lanzado esta patada al aire de felicidad, lo primero que he pensado es ‘no habrá nada preparado’. Pero cuando he visto a Jose Luis (Martínez, su asistente) y a mi hermano Àlex en la curva tres del circuito, ya he visto que sí, que tenían algo preparado para la celebración.

--Pero su equipo si ha sido previsor. Sí, sí, cuando he llegado al ‘corralito’ ya he visto el despliegue de cosas, especialmente esta camiseta de fiesta, de aniversario, de conquista que pone ‘choca los cinco’, en memoria de los cinco títulos que ya atesoramos. Porque aquí no regalan nada y, aunque estamos muy orgullosos de nuestros tres cetros mundiales en cuatro años en MotoGP, no podemos olvidar que empezamos a crecer ganando en 125cc con Derbi y em Moto, con Suter. Cinco campeonatos, con 23 años, es para estar orgullosos, pero no queremos pararnos aquí, queremos más y seguiremos compitiendo con la misma ambición de siempre.

--Usted tiene 23 años, ha roto todos los récords de precocidad ¿dónde su techo?¿Mi techo?, la clave es no ver el techo, no planteárselo. Sí, es verdad que con este quinto título hemos atrapado a Mick Doohan, pero los cinco suyos son de MotoGP y eso es muy importante. Hay que ir año a año, disfrutando, aprendiendo, como hicimos el pasado año, cuando perdimos el título por fogosos, y plantearte el futuro con optimismo. Lo importante es no ponerse un límite.

--¿Es verdad que, a mitad de temporada, le tuvieron que animar sus mecánicos e, incluso, pedir que no dejase de sonreir? Hay que reconocer que no todo han sido alegrías a lo largo de este año. Todos sabéis lo mucho que sufrimos, por ejemplo, en pretemporada; por ejemplo, en Catar, en el primer gran premio; por ejemplo, en Le Mans, cuando tanto Valentino Rossi como Jorge Lorenzo iba como tiros; por ejemplo, en Mugello, cuando Rossi me quitó la victoria sobre la misma línea de meta, por aceleración y velocidad punta cuando debimos ganar nosotros…todo eso me inquietó y, sí, puedo explicar ahora que, en aquellos días, el equipo me animó diciéndome que no perdiese la sonrisa, que saldríamos adelante. Sonríe que tú puedes, que lo que has conseguido hasta ahora no ha sido fruto de la casualidad. Yo seguía sonriendo ante vosotros porque no podía dar pistas a los rivales (risas y más risas). Este título es muy importante, porque era muy deseado, muy perseguido. El título de vuestras crónicas, si me lo preguntáis, podría ser ‘el título más perseguido’ porque lo he perseguido con toda mi alma.

--Cuando ha visto el ‘Lorenzo, out’ en su pizarra que le convertía en tricampeón ¿qué ha pensado? Nada, ha sido un desastre, un auténtico desastre. He hecho la peor vuelta del año, de verdad. No acertaba las marchas, no cambiaba bien, frenaba tarde y mal….¡un desastre! Y he pensado ‘Marc, centrate, que otra vuelta así no la acabas’ ‘céntrate que viene Dovizioso lanzado’. Y me he enfriado, recapacitado y he vuelto a correr a tope para no perder la concentración. Y, sí, las dos últimas vueltas las he hecho al límite, que es la única manera de estar concentrado.

--¿Es verdad que hubo una reunión al más alto nivel con Honda para intentar solucionar las carencias de la moto de este año? Es verdad que nos unimos todos y, después de reunirme con Emilio (Alzamora, su manager) y Santi (Hernández, su técnico), me vi con la plana mayor de los ingenieros del Departamento de Competición de Honda (HRC). Y les dije, mirar, yo me comprometo a cambiar de mentalidad y pelear por conseguir los máximos puntos posibles con prudencia y cabeza, pero vosotros me tenéis ayudar, y mucho, y a mitad de temporada, antes del verano, me tenéis que traer algo. Han ido poco a poco, pero han trabajado duro. En la República Checa trajeron unas alas, luego cosas de electrónica…eso es lo que les pedía: un poquito más para que, en los circuitos que nos eran favorables, poder apretar para ganar o sumar los máximos puntos posibles.

--Se lo pidió y confió en que se lo iban a traer, porque los japoneses son muy especiales. Bueno, la verdad es que yo les prometí que cambiaría, que sería menos fogoso y atrevido, pero tampoco lo tenía muy claro (más risas). Pero, sí, sí, he confiado en ellos y recordar que renové por dos años más cuando peor nos iba la moto. Hubiese sido fácil cambiar, pero mi cabeza y mi corazón siempre ha estado en Honda y siempre he confiado con ellos. Al final, ya veis, he acertado.

--¿Ha cambiado el ritual del día decisivo o ha seguido haciendo lo mismo de cada día de carrera? Como no pensaba que se podía producir el milagro, he seguido haciendo lo mismo que en las otras carreras. No hemos hablado en toda la mañana de nada que significase título. Bueno, solo al final de la jornada, antes de prepararme para ir a la parrilla, Jose (Mártinez, su asistente) se me ha acercado muy, muy, muy discretamente y me ha dicho al oído, sin que le oyese nadie: “Que lo sepas, sí pasa algo, que sepas que Àlex y yo estaremos en la curva 3”. Vale, vale y ahí lo hemos dejado (carcajadas).

--Y esa historia del baño… Bueno, nada, que he comentado con todos que no estaba nada nervioso antes de la carrera porque, les he dicho, he seguido yendo al baño las mismas veces que cada domingo de gran premio. Y, normalmente, ¿no?, cuando estas nervioso vas más veces al baño ¿verdad? (más risas).

--¿Ya está pensando en la próxima temporada, con Jorge Lorenzo en Ducati, Maverick Viñales en Yamaha, Andrea Iannone en Suzuki…? Bueno, bueno, para, para, déjame que me desmelene esta noche en el karaoke del aeropuerto de Tokyo y dejar que vuelta el Marc de antes, el de siempre, el agresivo, el de ‘todo o nada’ en las tres carreras que quedan. Y, tras acabar Valencia, empieza el 2017, sí, con muchos cambios. Todo muy imprevisible. Nosotros ya hemos hecho varios entrenamientos con el motor del año que viene, estamos muy centrado en analizarlo, en mejorarlo e, incluso, trabajamos con el de este año. Habrá que dar un pasito, sí, sino no ganaremos.

--¿Cómo ha visto a Valentino? Pues lo he visto un poco nervioso, poco habitual en él. Lo he visto un poco nervioso, cosa que casi nunca le ocurre. Ha tenido un inicio de carrera raro. Me ha adelantado dos, tres veces, colándose de frenada, cosa que no hace nunca, al límite, y he pensado ‘esta pelea no me conviene’. Y, cuando he conseguido adelantarlo por segunda vez, con un cambio de dirección en el que me he inspirado, sí (risas), he pensado ‘tira, tira, huye, que ahora se habrá enfadado’.