Un vuelo irregular. Un apoyo inestable. Una penalización de cuatro décimas. Una condena irremediable. Fue apenas una fracción de segundo, pero Rafa Martínez dilapidó todo su crédito en los primeros momentos de su aparición en la final masculina de gimnasia, en el modernísimo Estadio Nacional Cubierto de Pekín, relegándole a la décima plaza. Esas cuatro décimas, un margen minúsculo en una final, lo apartaron de los puestos de medalla en una jornada que volvió a vivir el triunfo de un gimnasta chino, Yang Wei, después de las victorias en conjuntos masculinos y femeninos, y la irrupción inesperada del japonés Uchimura, y el francés Caranove.

"Esas cuatro décimas me apartaron de todo", se lamentó el gimnasta madrileño, frustrado por haber dejado escapar una oportunidad única de una final marcada por los errores de bulto de algunos de los favoritos que dejaron un podio totalmente sorprendente.

Tan inesperado como el podio de Caranove --cuyo mejor resultado olímpico era el noveno puesto en salto en Atenas--, fueron la cuarta plaza del japonés Hiroyuki Tomita, que se cayó en anillas, la séptima del subcampeón mundial alemán Fabian Hambuechen, también con caída en la barra, o la 11 del subcampeón olímpico en Atenas Kin Daeeun, de Corea, tuvo que bajar del caballo con arcos.

NO INFLUYO LA LESION Rafa Martínez, que afrontó la final del concurso completo con un aparatoso vendaje en un hombro, asumió toda la culpa por el error del salto y negó que la lesión tuviera influencia. "Perdí la carrera y saqué las dos piernas fuera", admitió.

"Me voy con muy mal sabor de boca", reconoció con cierta amargura Martínez, quinto en la final de hace cuatro años en Atenas, séptimo el pasado año en el Mundial de Indianápolis, que acabó con una puntuación de 91,550, a un suspiro del 91,975 que premió a Uchimura con el segundo lugar. "Me quedará la sensación de oportunidad perdida, igual que me ocurrió en Atenas, porque ha sido una final con errores y sorpresas".

Después de cerrar su participación, el gimnasta de Móstoles anunció que tras estos Juegos dejará de competir en el concurso completo y se centrará exclusivamente en tres aparatos: suelo, caballo con arcos y barra y como mucho, si lo necesita el seleccionador, para la prueba de paralelas. "Tengo 25 años y estoy muy cascado", apuntó Martínez.

EXALTACION NACIONAL Para China, la final del concurso completo masculino resultó otro día de exaltación nacional, en el que el país organizador consiguió ampliar la hegemonía mostrada en conjuntos, tanto en hombres como en mujeres.

Yang Wei, de 28 años, campeón del mundo en el 2006 y en el 2007, se alzó a lo más alto de podio olímpico, después de plantearse su retirada en Atenas, hace cuatro años, al quedar fuera del podio. "Fue mi entrenador, Huang Yubin, el que me llevó de vacaciones y me convenció de que estos Juegos eran una oportunidad en 100 años y que yo tenía que intentarlo. Fue él quien no paró de animarme", explicó Wei, cuyo triunfo le convierte en el mejor gimnasta de su generación.