El Real Madrid ya tiene preparado el escenario donde presentará a Gareth Bale. Será en el palco de honor del Bernabéu, que los operarios se aprestaban ayer mismo a acondicionar para llevar a cabo otra puesta en escena estelar, probablemente a principios de la semana que viene. El acuerdo está cerrado y solo falta que el Tottenham dé el visto bueno para hacerlo oficial, una vez ultimada la reestructuración de su plantilla, que ha sufrido un inconveniente de última hora al birlarle el Chelsea al brasileño William. Serán 99 millones de euros los que abone el club blanco, un nuevo récord a cargo de Florentino Pérez, que se supera a sí mismo y bate las marcas que él mismo registró con las contrataciones de Cristiano Ronaldo en el 2009 (96) y Zinedine Zidane en el 2001 (75).

Es un portento físico que puede jugar como lateral, interior, extremo, mediapunta o delantero centro. Dos son las posiciones en las que mejor se desenvuelve el polivalente jugador galés, que curiosamente empezó como lateral zurdo. Una de ellas es la de extremo, dada su capacidad innata e inagotable para recorrer la banda a toda velocidad sorteando todo tipo de obstáculos. En el Tottenham ocupaba la banda izquierda, ya que se trata de un zurdo cerrado, pero dado que, en el Madrid, Cristiano Ronaldo se mueve por ese carril, no sería extraño que Ancelotti lo colocara en la banda derecha, a pierna cambiada. Partiendo del dibujo táctico del 4-2-3-1, Bale podría ocupar esa zona o igualmente la de mediapunta, básicamente el terreno que pisa zil, teniendo un punta como referencia. Ahí ha sido donde ha explotado todo su potencial ofensivo en el Tottenham.

Ante un negociador implacable en posición de ventaja como Daniel Levy, el dueño y presidente del Tottenham, Pérez no ha conseguido siquiera que la cantidad a pagar no superase los 96 millones abonados al United por Cristiano Ronaldo. Bale cobrará 10 millones limpios por cada una de la seis temporadas por las que firmará, como Kaká, mientras que el portugués se irá a unos 17 por su ampliación de contrato hasta el 2018.

El dinero no es un problema para el presidente del Madrid, que podrá presumir durante mucho tiempo de que ha realizado cuatro de los cinco fichajes más caros de la historia. Solo el del sueco Zlatan Ibrahimovic por el Barçelona (71 millones) en el 2009 se mantiene en el cuarto puesto del escalafón.