No todo es dinero. No todo es ilegal. No todos lo saben todo. No todo se hace en secreto. No todo se prepara en dos días. No todo tiene que ver con la corrupción. Hay también amistad. Hay más coleguismo que delincuencia. Es más, muy a menudo ni siquiera hay dinero por medio. Puede, sí, que las autoridades deportistas digan que lo persiguen, pero no es cierto. Ni lo persiguen, ni pueden perseguirlo, ni saben cómo perseguirlo e, incluso, sabiéndolo todo, no pueden actuar. No hay nadie en la cárcel porque, a menudo, los que protagonizan los apaños lo hacen con el mismo espíritu gremial que se comportan los políticos, los banqueros, los empresarios, los abogados, los periodistas, los arquitectos o los fontaneros.

Claro que existen los maletines. Por supuesto que nadie los ha visto. Tiene razón Luis Enrique, técnico del Barça, cuando dice: "Soy un poco yupi , vivo en un mundo de fantasía. No he visto maletines ni espero verlos". ¿Alguien vio la corrupción del PP? Nadie vio nada. Los maletines no se ven porque no existen. Por eso van a desaparecer los billetes de 500 euros, porque entre los bolsillos del pantalón y los de la americana caben miles de euros. "Te prometo por mis hijos que no he visto un maletín en mi vida", aseguró Joan Francesc Ferrer Rubi , técnico del descendido Levante antes de finiquitar las aspiraciones ligueras del Atlético.

No ven maletines porque no todo son maletines, porque no todo es dinero, aunque, al final, todo se cuantifique en millones de euros. Los que recibirán de más, por el nuevo contrato televisivo, los equipos más modestos si se quedan en Primera. Getafe, Spórting y Rayo verán triplicados o cuatriplicados sus ingresos si se mantienen en Primera. Al Deportivo y al Granada, ¡siempre el Granada! ¡qué sospecha existe sobre su presidente, Quique Pina, que ayer hizo desmentir una declaración a su portero Iván Kelava que había dicho en Goal Italia que "es normal estimular a los jugadores de otros equipos para ganar", solo les va la honrilla y, como reconoció el excentrocampista del Granada, Moisés Hurtado, igual algo más, "pues no me extrañaría que el Granada recibiera una llamada del Madrid esta semana".

Hecha la ley, hechas las trampas. Hasta la propia Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) se inventa recovecos para driblar cobros, primas, ayudas, estímulos, que no maletines. El portavoz de la AFE acaba de recordar a sus afiliados que las primas están prohibidas tanto por ganar como por perder y que cobrarlas puede acarrear una sanción deportiva de tres a seis meses y penal de hasta cuatro años. Pero la AFE recomienda pagar por cada victoria en las 10 últimas jornadas de Liga, tal y como hace la Champions a lo largo de toda su competición.

Perseguidos por la ley

Y es que hasta el mismísimo Javier Tebas, presidente de la patronal, supo que perdería esta batalla con el paso de los años. Y no solo por su incapacidad para descubrir y sancionar a los amañadores, sino por los ejemplos que buscó para combatir los amaños. Y es que Tebas llegó a decir, en mayo del 2013, que "el amaño es un cáncer que hay que erradicar. Es una lucha que voy a continuar. Digo y hago lo mismo que dicen y hacen Blatter y Platini". Ya ven, dirigentes modélicos a la hora de perseguir la corrupción que, según Tebas, "es un problema minoritario, que afecta al 1% del fútbol".

Cuando decimos que no todo es dinero es porque no todo es dinero. Ni siquiera todas las primas van encaminadas a provocar la derrota o la victoria que beneficie al que prima. Ni siquiera eso. Joan Golobart, exfutbolista del Espanyol, analista y comentarista de fútbol, explicó, el pasado lunes en 8 al dia de 8TV , una historia que refleja hasta donde ha llegado nuestro fútbol y el tamaño de las mezquindades que son capaces de protagonizar sus dirigentes.

Primar por fastidiar

El Real Madrid, explicó Golobart, se había proclamado campeón de la Liga 1986-87 en la penúltima jornada y el último partido, el del paseíllo, lo jugaba el Espanyol en el Bernabéu. "Hoy, chicos, vamos a llevarnos un dinerito del Barça", contó Golobart que le dijo un compañero (no dio el nombre, claro, tampoco era necesario) antes de saltar al campo. "Pero ¿cómo?, el Madrid ya es campeón...", señaló ingenuamente Golobart. "Sí, pero el Barça nos da ese dinerito para aguarle la fiesta al Madrid". El partido terminó 2-2, pero el Bernabéu acabó celebrando el título, a ritmo de chotis. Aquel año el presidente azulgrana era Josep Lluis Núñez, aunque son muchos los que sospechan, con razón, que la idea pudo ser, perfectamente, del forofo Joan Gaspart.

Manejando a los cedidos

No hacen falta maletines, ni dinero. ¿Cuánto pagaría el Granada por contar el año que viene en sus filas, como cedido, con Borja Mayoral o Nacho Fernández o, por ejemplo, con Mariano Díaz, la perla del Madrid B? Y el Deportivo, ¿le haría ascos por tener un refuerzo en el centro del campo como Alen Halilovic, o Sergi Samper, o un goleador, en caso de que se vaya Lucas Pérez, como Sandro Ramírez? No, no todo es dinero. Y, cuando lo es, puede, incluso, disfrazarse. Cuántas veces hemos visto que, finalizada la temporada, en pleno verano, se pagaban fortunas por jugadores que no valían una tercera parte. La razón no era (es) otra que devolver el favor hecho meses antes en determinado encuentro. Es la prima encubierta por ayudar a ganar, que no a perder.