Hace un año, a estas alturas de temporada en la Tercera extremeña (jornada 23), el Trujillo marchaba en undécima posición con 27 puntos, diez por encima del descenso. Al final del curso fue penúltimo y descendió. Esta campaña la igualdad es mucho mayor y más de la mitad de los equipos están metidos en la pelea por la permanencia. Está casi desahuciado el Valdelacalzada, colista, pero entre el Valverdeño, penúltimo, y el Pueblonuevo, octavo, solo hay nueve puntos de diferencia. En medio, diez equipos: Aceuchal, Montijo, Castuera, Llerenense, Valdivia, Arroyo, Calamonte, Olivenza, Diocesano y Azuaga. Y en juego aún hay 45 puntos.

«Es una situación muy extraña que no había visto en otras temporadas», reconoce Antonio Jesús Cobos, entrenador del Azuaga (9º, 28 puntos, 7 sobre el descenso). «Esta igualdad, tanto por arriba como por abajo, es muy bonita, engrandece el fútbol extremeño», apunta Francisco Javier Diosdado Cisqui, técnico del Aceuchal (18º, 21 puntos, en descenso junto a Valverdeño, 20, y Valdelacalzada, 10).

La lucha por la permanencia aumenta el nivel de dificultad, o de nerviosismo, con el riesgo de posibles descensos desde Segunda B, batalla en la que están inmersos tanto Don Benito como Villanovense. «Es un factor a tener en cuenta», coinciden tanto Cobos como Cisqui.

«Tanta igualdad significa que cualquiera puede ganar a cualquiera y en la segunda vuelta todos los equipos han mejorado», cuenta el preparador del Aceuchal, un equipo que ha estado cuatro meses sin ganar partido alguno, aunque hace diez días puso fin a su negativa racha con una agónica victoria ante el Valdelacalzada. «Esto es cuestión de suerte, de detalles», relata el técnico, que pone como ejemplo los cuatro penaltis que han fallado durante la mala racha, «y lanzados por jugadores diferentes». Clave en ese tiempo ha sido la implicación de los jugadores y la confianza de la directiva. «Somos una verdadera familia» dice a la vez que reconoce que el ánimo ahora es distinto.

La cantidad de duelos directos entre equipos que pelean por la permanencia será un factor clave a partir de ahora. El próximo domingo hay al menos cinco: Valdelacalzada-Pueblonuevo, Arroyo-Montijo, Valdivia-Azuaga, Diocesano-Valverdeño y Llerenense Aceuchal.

«Te despistas dos partidos y te vas para abajo», indica Rai, del Diocesano. Igual piensa Cobos. «No puedes relajarte ni un segundo». Para el preparador del Azuaga será clave en las quince jornadas que restan «manejar la presión, jugar con los nervios». «Va a depender un poco del calendario de cada equipo, pero estoy seguro que hasta el último mes no se sabrá qué va a pasar».

El Azuaga visita el domingo al Valdivia y el club ha organizado un viaje para sus aficionados (5 euros las entradas más 1 el autobús; más información en la web del club, www.cdazuaga.com). Esa es la importancia que se da a partir de ahora a cada partido. Apunta Cobos otra de las claves a tener en cuenta: «Somos muchos gallos en el mismo corral y eso hace que sea más complicado, al haber tantos equipos en la misma lucha va a ser difícil recortar las distancias». Y reconoce que aunque en agosto todos tenía claro cuál sería el pelotón de cabeza (Cacereño, Mérida, Moralo, Coria, UPP y Jerez; a los que se une el Extremadura B, ya casi en ‘tierra de nadie’), «no pensábamos que la liga iba a estar tan igualada».

«Del octavo para abajo vamos a sufrir todos», señala Cisqui, que sabe bien de lo que habla. Con el Aceuchal estuvo la temporada pasada 25 jornadas en puestos de descenso y al final consiguió la permanencia. «La clave es no bajar nunca los brazos». Con esa consigna visitan este domingo al Llerenense, un equipo que se ha reforzado bien y que hace cuatro días puso al Mérida contra las cuerdas.