No tenía previsto ni siquiera correr la distancia y, sin embargo, Marta Domínguez se convirtió ayer en bicampeona europea de los 5.000 metros. La atleta palentina de 30 años revalidó con una brillantez absoluta, en una vibrante maniobra final que sorprendió a sus rivales y la disparó hacía la línea de meta, el título que ya había logrado hace cuatro años en Múnich.

La carrera de ayer en Gotemburgo, ante todas las grandes de la distancia --excepto las africanas--, confirmó el inconmensurable talento de una mujer, de una atleta que debería ser un ejemplo a seguir en España, que se proclamó campeona de Europa casi sin querer, sin tenerlo previsto justo cinco días antes.

Viajó a Suecia con la idea de correr únicamente los 10.000 metros y, cinco días después de ser séptima en esa distancia con un nuevo récord de España (30.51.69 minutos), con las piernas muy cansadas y llagas en los pies, dio un recital en los cinco kilómetros que la convirtió en la segunda bicampeona de Europa, tras Paquillo en los 20 kilómetros marcha, y en una auténtica Marta Redomínguez. Redomínguez, que viene de repetir, de revalidar, de recampeonar.

CARRERA PERFECTA La carrera no tuvo desperdició. Fue de una perfección dolorosa para sus rivales, pero insuperable para la propia protagonista, la ya bicampeona de Europa. Marta Domínguez no se apartó ni una sola vez de la cuerda de la pista, no recorrió ni un metro de más. Se mantuvo agazapada en los primeros tres kilómetros, que la británica Jo Pavey se encargó de avivar progresivamente con parciales de 3.04, 3.04 y 3.01 minutos. "La carrera me vino al pelo, fue parecida a la de Múnich, hace cuatro años, y se adaptaba a mis características", explicó la española, que salió con miedo por si no se había recuperado bien físicamente del 10.000 del pasado lunes. "Salí a la expectativa, atrás, dejando hacer a las demás".

No fue hasta el inicio del cuarto kilómetro (2.58) en que Marta ocupó su "sitio", según propias palabras, un tercer-cuarto puesto, siempre por el interior, junto con la locomotora Pavey (cuarta al final), la rusa Lilia Shobujova (plusmarquista mundial de 3.000 metros en pista cubierta) y la turca de origen etíope Elvan Abeylegesse, autora de la segunda mejor marca mundial de todos los tiempos, con 14.24.68.

El cuarteto aceleró y, a falta de una vuelta, la rusa y la turca dejaron atrás a Pavey, pero no a Marta, que gestionó con una espeluznante tranquilidad la contrarrecta, la última curva y la entrada en la recta final. Ahí vino la genial maniobra. La palentina esperó a que Shobujova se abriera un poco, nada, unos centímetros, para tapar la progresión de Abeylegesse, y la adelantó por dentro para salir disparada hacia la gloria, hacia el bicampeonato, hacia el puñetazo al aire, la amplia sonrisa, la cinta rosa en el pelo (aunque esta vez era nueva) y la felicidad más completa. Ganó con 14.56.18.

"He sido campeona de Europa sin quererlo, porque yo venía a ser campeona de 10.000, no de 5.000", aseguró, feliz de haberse equivocado.