"Cuando llegué a Felipe ya no tenía más neumáticos, había tenido que tirar muy fuerte para pasar a Barrichello y Petrov, e iba a ser difícil pasar a Felipe y a Rosberg. La mejor opción era quedar cuarto". La frase llena de diplomacia es de Fernando Alonso. Sabe que era más rápido que su compañero en la parte final de la carrera, pero Massa le cerró las puertas. Está en su derecho, pero le debe una.

Alonso rodaba un segundo más rápido por vuelta que Massa cuando llegó a la altura del brasileño. De hecho, venía de remontar 18 posiciones y un sinfín de adelantamientos. Le presionó durante dos vueltas, pero le faltaba más diferencia para rebasarle. Desistió de atacarle, esperando que Massa pudiera deshacerse de Kubica, pero el brasileño, que ya había sido rebasado por Hamilton, no encontró la oportunidad de pasar al polaco. Alonso tampoco quiso aprovecharse de un problema de Massa al doblar a Kovalainen. Pisó la húmeda hierba y el F-10 perdió la trazada y la aceleración, pero el asturiano le respetó la posición con indulgencia. No quiere malos rollos.

Llegará el tiempo de cobrarse esta deuda. Alonso se la guarda para cuando la necesite. De momento, prefiere ver motivado a su compañero, no quiere hacerle pupa, porque necesita de su trabajo para hacer un coche realmente competitivo.

Otra cosa hubiera sido si Sebastian Vettel no se hubiera retirado cuando era líder. Entonces sí que hubiera atacado más a Massa, pero después de verse el último, después de remontar tantos puestos, después de comprobar que su peor enemigo estaba fuera, prefirió que Massa quedara en evidencia ante él y ante el equipo. Ya habrá tiempo de cobrarse el favor. Ya se verá lo que dice Stefano Domenicali en la próxima reunión, media hora antes de salir a la parrilla. "No fue mi mejor carrera en términos de ritmo", confesó Massa, que sabe que era más lento que su compañero y, aun así, le taponó.

El daño ha sido menor para Alonso, que sigue líder, por delante de todos, también de Massa. Con el paso de las carreras, esa diferencia debe ir a más en la cuenta del asturiano, mucho más eficaz en tandas largas, el aspecto fundamental en una carrera sin la lotería del agua. Entonces llegará el momento de que Domenicali reparta órdenes antes de empezar como hizo, en el 2007, en favor de Kimi Raikkonen y detrimento de Massa, o como hizo un año después, justo en el sentido contrario.

A Alonso le conviene mantener la paz dentro del equipo. Ha aprendido de la situación que vivió en McLaren. La paz es clave en Ferrari, mientras otros equipos intentan apagar el fuego de las dos primeras carreras. Hamilton acabó ayer criticando las órdenes desde el box . "No sé por qué yo fui a dos paradas y los pilotos que llevaba por detrás a una. No sé por qué se tomó esa decisión equivocada". El duelo perdido con Alonso le ha humillado, aunque no tanto como la victoria de su compañero Button, al que creía inferior.

Enfado de Schumacher

Por Mercedes la cosa no anda más tranquila. Michael Schumacher ya se ha quejado de que los reglajes del coche favorecen a su compañero Nico Rosberg, y perdió la compostura en la crono al acudir al coche de Alonso para quejarse de una obstaculización antes de intentar recuperar su bastón de mando frente al jefe de los comisarios. "Ha sido para montar el numerito", resumió ayer el español, más preocupado por el liderazgo que Vettel ejerce de forma natural en Red Bull. Ese es un gran enemigo. El resto le preocupa menos, incluido Massa.