Como muchos sabéis, hace poco que me estrené en la paternidad. Bueno, nos estrenamos Amaya y yo con nuestra pequeña Ariadna . Tanto ella como yo nos consideramos deportistas y hacer deporte, en este caso correr, forma parte de nuestro día a día.

Para un hombre puede parecer algo normal avanzar en edad y seguir con estos hobbies, aunque seguro que no hace mucho de que nuestros padres o abuelos nos dirían que nos dejáramos de ir en pantalón corto y nos dedicáramos a "cosas serias".

El deporte está calando en la sociedad con otros objetivos más allá del alto rendimiento o la educación en las primeras etapas de la misma para meterse de lleno en la edad adulta, algunos quizás pensando como una especie de complejo de Peter Pan por sentirnos en una eterna juventud. Les doy la razón, pero sólo en parte, hay que ganarle vida a los años y no años a la vida.

Sin embargo en el rol de la mujer, con la maternidad, igual que sucede en otros ámbitos como el laboral, el deporte parecía que tenía fecha de caducidad. Por suerte, y lo vivo en primera persona, la mujer cada vez más se plantea la maternidad como un punto y seguido, no un punto y final, en su actividad deportiva, incluso en niveles de alto rendimiento, y por suerte cada vez tenemos más ejemplos que seguirán haciendo cambiar la mentalidad de nuestra sociedad y hacer más natural y posible que las personas desarrollen estos hábitos deportivos y saludables toda la vida.

Amaya tenía claro que quería seguir corriendo y compitiendo, tuvimos que hacer una pausa, pero también estaban claros los objetivos post parto y, aunque las prioridades cambian en casa para todos con la peque, el deporte sigue formando parte de nuestro día a día. Como muestra un botón, Amaya corrió el pasado 31 de diciembre, 9 meses tras el parto, en la San Silvestre Vallecana con un tiempo de 39.20 en los 10 km acercándose ya a su mejor estado de forma en el que ronda los 37' en esa distancia. Se nota que estoy orgulloso de ella ¿no?