Iban Mayo paseaba por los pasillos del Palacio de Congresos de París con cara sonriente. "Me gusta. La cronoescalada es sensacional". Lo decía así, tranquilo, sin aspavientos. Y es que cuando el 23 de octubre presentaron el Tour del 2004, enseguida se vio que la organización de la prueba había tratado de diseñar un recorrido antiArmstrong. Al Tour le gusta crear mitos y le agrada mantener un olimpo con cinco elegidos: Anquetil, Merckx, Hinault, Induráin y Armstrong. Todos por igual. Todos con cinco Tours. Pero, a la vez, que se vea que el reto del sexto Tour es imposible de alcanzar. No lo logró Induráin en 1996. Peleará Armstrong por el hito dentro de siete meses. En territorio adverso. Sin contrarrelojes individuales hasta la jornada previa de París. Con la contrarreloj por equipos con menor penalización de tiempos, y con Mayo, el ganador de Alpe d´Huez, que espera la cronoescalada a su cima para ser el sucesor de Induráin.