Solo han sido necesarios cuatro partidos en Hiroshima para confirmar el rango de Pau Gasol en la selección española de baloncesto. Es el líder natural, claro. Pero el pívot de los Grizzlies ya figura como el máximo anotador del equipo (21,5 puntos de media) y también el mejor reboteador. No es algo que sorprenda. Como tampoco que huya del protagonismo e intente que su rol quede un poco más diluido para estar más integrado en una selección formada mayoritariamente por jugadores de su generación, la del 80, y en la que están algunos de sus mejores amigos, como Juan Carlos Navarro y Felipe Reyes.

"De momento estamos en una buena situación, pero nada ha cambiado. Sabemos que tenemos un buen equipo, pero no tenemos que dejarnos llevar por la euforia", aseguró Gasol, rodeado de algunos periodistas estadounidenses, deseosos de saber si comparte la idea de que la selección española es una de las candidatas al oro.

"Candidatos al título hay muchos, pero el oro solo se lo llevará uno. Lo importante es llegar en una buena situación a cuartos de final", prosiguió ayer la estrella de España con cautela, aunque los tres triunfos conseguidos en el torneo, en especial el último frente a la Alemania de Nowitzki (plata en el Europeo del pasado verano y bronce hace cuatro años en el Mundial), haya disparado la ilusión en torno al equipo.

Con Navarro, siempre

Con Navarro comparte la habitación desde el inicio de la concentración, a principios de julio, y es raro verles separados alguna vez. Su amistad viene de lejos. De las categorías inferiores del Bar§a. Con Felipe Reyes, el pívot del Madrid, mantiene sanos piques a la pocha. Ese juego de cartas se ha convertido en el pasatiempo preferido de la selección y que anteayer sirvió para desempatar entre el grupo que quería aprovechar la jornada de descanso para ir a cenar a un restaurante de comida rápida y los que apostaban por ir a uno japonés, entre ellos Pau. Venció el grupo de la comida rápida.

Aunque se sabe el centro de atención, Gasol está disfrutando de cada uno de los segundos que está pasando en el torneo. Se le nota en su actitud, mientras bromea con unos y otros sobre la cancha del Palacio de Deportes de Hiroshima.

La presencia de su hermano mediano, Marc, aumenta los motivos que le hacen pasearse con una sonrisa por el Mundial. "Estar en esta selección dará a Marc mucha confianza", valora. "Pau lleva muy bien los dos papeles: el de hermano y el de compañero. Si me tiene que decir algo a la oreja, lo hace. Y si me tiene que pegar algún grito, también lo hará, aunque aún no le ha hecho falta", admitió Marc.