“El sábado por la noche seré inmortal”, dijo esta semana con su inconfundible arrogancia la superestrella del MMA (acrónimo de las Artes Marciales Mixtas), Conor McGregor. Este barbudo irlandés de 28 años, 65 kilos de peso y tatuado hasta la médula, un gorila coronado y un tigre adornan su torso, se ha convertido en un fenómeno viral con más de 7,5 millones de seguidores en la red social Instagram y el protagonista indiscutible de la franquicia más mediática del mundo del combate, el Ultimate Fighting Championship (UFC). Una empresa fundada hace apenas 23 años y que en este tiempo ha conseguido multiplicar su valor de mercado desde los dos millones de dólares a los más de 4.000 millones de dólares actuales.

Como bien apuntó ’The Notorious’, apodo empleado por el actual campeón del peso pluma(hasta 65 kilos), en la noche del sábado (a partir de las 4:00 de la madrugada del domingo en España) el Madison Square Garden de Nueva York acogerá el evento UFC 205 en el que por primera vez en la historia del circuito un mismo luchador podrá alzarse con dos cinturones de campeón a la vez, es decir, el pluma y el peso ligero (hasta 70 kilos) que en la actualidad detenta el estadounidense Eddie Álvarez. La hazaña sería el equivalente a alcanzar la inmortalidad en el multimillonario mundo de las peleas en el octógono en las que la gloria puede durar apenas 13 segundos, el tiempo que tardó el brasileño José Aldo en perder el cinturón de los ligeros ante la izquierda devastadora de Mc Gregor. Un pelea épica que convirtió al irlandés en el niño mimado del UFC y el favorito de su presidente, Dana White.

PRÁCTICAMENTE INVENCIBLE

“Tendré mi segundo cinturón y lo levantaré, algo que nunca ha sucedido antes. Esto significa todo para mí: es mi trabajo, es mi vida. Estoy listo”, añadió Mc Gregor quien siempre habla de sus peleas como si estuviesen ganadas de antemano amparándose en sus 20 victorias en el campeonato de las que 17 fueron por ‘knock-out’. Pero el tamaño de la boca del campeón solo es comparable al de su ego. Ante él estará el norteamericano Álvarez, de ascendencia portorriqueña, que destrozó al brasileño Rafael dos Anjos el paso mes de julio con un derechazo que le valió un KO técnico y el ansiado cinturón contra todo pronóstico.

Un portento físico de 32 años criado en el ‘ghetto’ de Kensington, uno de los barrios más peligrosos de Pennsylvania, con 27 victorias, 14 por ’knockout’, y capaz de ejecutar algunas de las más espectaculares sumisiones del Brazilian Jiu-Jitsu (BJJ). Algo que muchos recriminan a Mc Gregor que, pese a ser cinturón negro en el arte marcial brasileño-japonés, ha sufrido sus tres únicas derrotas por sumisión siendo la más humillante la que sufrió contra Nate Díaz en marzo cuando todavía soñaba con colgar en su cintura el cinturón del peso welter (hasta 77 kilos). Una locura que le obligó a subir 10 kilos de peso en pocas semanas y que le costó su imagen de invencible, algunos ya le llamaban ‘El Profeta’, a pesar de acabar llevándose la revancha contra Díaz en agosto.

SIN PENSAR EN HACER EL RIDÍCULO

Pero a Mc Gregor poco o nada le importa el ridículo. Tiene claro que sus días de gloria llegarán a un fin cualquiera de estos días y se dedica a disfrutar cada segundo de la fortuna que ha amasado desde que decidió abandonar el trabajo como fontanero en Dublín y dedicarse íntegramente al MMA. Su última capricho, más allá de su obsesión por los trajes hechos a medida, es el Rolls-Royce Ghost personalizado con el que acudirá al Madison Square Garden para la pelea de su vida. Un fetiche de última hora valorado en 350.000 dólares que parece haber sido inspirado por su amigo Cristiano Ronaldo quien, al igual que él, no oculta su afición por coleccionar los modelos más exclusivos de Bugatti, Lamborghini y Rolls-Royce. Algo que no es de extrañar si se piensa que Mc Gregor es el segundo deportista del mundo (el portugués es el cuarto) que más cobra por cada segundo de trabajo efectivo: amasó 13,5 millones de dólares en 424 segundos.

La noche del sábado decidirá si Mc Gregor será el ‘inmortal’ que él mismo se ha creído o si, por el contrario, acaba convirtiéndose en un juguete roto más del UFC como lo fueron en su momento la luchadora Ronda Rousey o el carioca de adopción José Aldo al que, después de ostentar el cinturón del peso pluma entre 2011 y 2015, ni siquiera se le ha dado la oportunidad de disputar la revancha contra el irlandés. Quizás, lo que diferencie a Mc Gregor del resto de luchadores es que su chulería, su particular filosofía y su llamativo estilo de lucha, una mezcla de boxeo tradicional con las últimas teorías del movimiento, hipnotizan a millones de espectadores de todo el mundo. Mientras ‘The Notorious’ siga ganando en el UFC el negocio del combate en el octógono seguirá siendo una auténtica mina de oro.