«Cuando pierde un partido está dos o tres días fatal, con muy mal humor». Lo dice, distendidamente, Cristina Martínez González (Ceuta, 18 de abril de 1980) sobre Miguel Ángel Ávila (Cáceres, 3 de octubre de 1981) mientras toman un café en un receso laboral de ambos de una mañana jueves en Cáceres. La primera es médica del Alter Enersun Al-Qázeres, de la Liga Femenina Endesa de baloncesto; el segundo, entrenador del Arroyo, de la Tercera División de fútbol, club en el que ayuda también la doctora.

Lo primero que salta a la vista es la pasión por lo que hacen. Su nexo, además del deporte, es que están casados desde que, en 2016, contrajeran matrimonio en la cacereña iglesia de San Juan. «Nos conocimos de fiesta», cuentan con su particular estilo, muy cercano. Se complementan por la magia del amor y la inestimable colaboración de India, perrita que adoptaron en el Refugio San Jorge hace tres años y medio. «Nos ayuda absolutamente», dice la profesional de la salud junto al centro de salud Zona Centro de Cáceres. Entregada las 24 horas a su profesión, trabaja en Cilleros también esta persona a la que le encanta la medicina deportiva y que estudió en Sevilla antes de aprobar su oposición y llegar a Cáceres.

Este viernes iene que hacer las pruebas del covid-19 a los futbolistas en un club al que ayudó en lo que fue su primera experiencia. «Estuve en el Arroyo con aquella directiva de mujeres», recuerda sobre la época en Segunda B con Teodora Ramos al frente.

La doctora habla del técnico arroyano en términos elogiosos. «Estudia y analiza a todos los rivales, a todos los jugadores… no deja nada. Está 100 por 100 pensando en fútbol todo el día». Él también ensalza la particular manera de comportarse como una profesional. «Tiene una capacidad de trabajo brutal», dice.

En ambos casos apuntan ser felices apoyándose y complementándose. De hecho, cada uno va a los partidos respectivos de los clubs de su pareja cuando sus obligaciones se lo permiten.

Como anécdota, el pasado domingo, en la victoria del Arroyo ante el Cacereño el futbolista d Jaime Vecino fue atendido por la ‘espectadora-médica’ Cristina cuando sufrió un fuerte golpe. Curiosamente, Vecino es enfermero y colabora en los análisis.

¿Qué diferencia hay entre jugadoras de baloncesto y jugadores del fútbol? «Ellas te consultan y hablan de más cosas en lo personal», dice la médica. El técnico, ese al que su mujer dice que «es el mejor», mira cómplice. Amor y deporte, una buena combinación siempre.