Decía mi padre que «lo poco de medicina que se sabe, lo saben los médicos» y, la verdad, no parece haber sido ése el principal criterio manejado por LaLiga para organizar la vuelta a la actividad del fútbol y, mucho menos, la elaboración de un voluminoso y sofisticado protocolo, que se dio a conocer el sábado.

Según las conversaciones mantenidas por EL PERIÓDICO con tres médicos de clubs de Primera y un cuarto de Segunda, que pidieron mantenerse en el anonimato, la mayoría reconoce que el regreso es precipitado, confiesan que el protocolo sigue siendo incompleto y «casi imposible de llevar a la práctica» y, sobre todo, aseguran que tienen miedo a lo que puede pasar en las próximas semanas «ya que nadie, ¡nadie!, ha sabido responder aún a la pregunta del millón de dólares: ¿quién se hace responsable de todo esto? ¿quién o qué seguro afronta la responsabilidad civil y penal, compartida o no, de todo lo que estamos haciendo y de la aparición de positivos como acaba de ocurrir en la elogiada Bundesliga?».

Los médicos, que a nivel colectivo se han movido en paralelo a LaLiga y su protocolo (durante estos meses están compartiendo un grupo de WhatsApp que echa humo intercambiando información, sugerencias y malestares varios), critican que la patronal no haya constituido, como ha hecho Italia y otros países, un comité de sabios («cuyo líder podría haber sido, perfectamente, el doctor Antoni Trilla, responsable de medicina preventiva y epidemiólogo del Clínic», señala el médico de Segunda), para afrontar, no solo la redacción de ese protocolo, «que ya en la primera reunión con LaLiga nos vino impuesto por el señor Victor Martín, ejecutivo de la patronal, que apenas admitió preguntas y sugerencias», sino el debate de cómo y cuándo se podía volver a jugar. EMILIO PÉREZ DE ROZAS