La vuelta a Segunda B en la 2002-2003 la volvieron a protagonizar los entrenadores: primero Campo prescindió de Marcos sin que hubiese una explicación sólida de por medio; luego fichó a José Bordalás, que dio un portazo a lo Camacho en pretemporada y después llegó Juan Manuel Generelo, cesado en la cuarta jornada sin haber perdido (una victoria y tres empates). Eso supuso la llegada de Ismael Díaz, cuyos métodos encandilaron a todos en sus primeros meses. El equipo subió enteros e hizo un gran fútbol, pero en el momento decisivo falló y acabó en un sexto puesto que, a pesar de todo, dejó un buen sabor. El futuro no tenía mala pinta.