No se lo creía. Mientras posaba ayer para los fotógrafos como nueva campeona de Europa de triple salto, de la boca de Carlota Castrejana salían sin parar esas palabras: "No me lo creo". Pero era verdad, es verdad. La atleta riojana de las largas piernas y la melena al viento acababa de lograr, a punto de cumplir los 34 años, el mayor éxito deportivo de su intensa y heterodoxa vida.

El triple salto le dio ayer un éxito otoñal a esta deportista completa. Comenzó jugando al baloncesto, y no lo hacía mal. De hecho, formó parte de la selección española que participó en los Juegos Olímpicos de Barcelona, en 1992. Pero la experiencia no le acababa de convencer. "Me sentía perdida en un deporte de equipo", asegura.

El gran cambio

Entonces pasó a uno de los más individualistas de los deportes, el atletismo. Fue campeona de España de salto de altura entre 1995 y 1997 (tuvo el récord de España en 1,89 metros), probó en la longitud (llegó a los 6,47) y, aconsejada por su entrenador, Juan Carlos Alvarez, se centró en el triple salto, que le dio alguna alegría --ganó el bronce en el Euroindoor de Madrid de hace dos años-- y muchos sinsabores. "No soy una erudita en finales", se excusaba tras sus eliminaciones en las calificaciones de JJOO y Mundiales.

Castrejana, abogada en el bufete del exatleta José Javier Arques, llegó a Birmingham con una mala marca (13,95 metros) y siendo incluso la segunda mejor triplista española del invierno, por detrás de Patricia Sarrapio (14,00). Pero ayer todo le salió extremadamente bien a esta altísima saltadora (1,88 de estatura) que, por una vez, encontró la suerte que la acostumbraba a abandonar. Saltó 14,36 a la primera y respondió al 14,50 de la rusa Olesya Bufalova (plata) con un espectacular tercer intento de 14,64 que la catapultó indiscutiblemente al oro. Nunca había brincado tan lejos. Tenía el récord de España indoor en 14,45 y al aire libre en 14,60 desde el 2005.

Ya se lo podía creer, ya es campeona continental. "Me ha costado mucho conseguir esto, pero lo merezco, ¿no?", preguntaba la riojana, afincada en Madrid y casada con el exbaloncestista Jerónimo Bucero (ver apoyo), a quien agradeció su paciencia. "No es fácil estar al lado de una deportista de élite".

No quiso hablar del futuro, prefiere vivir el momento: "Primero voy a disfrutar esto. He confiado mucho en mí y he tenido premio".