El Extremadura parece haber sufrido una involución en los últimos meses. Un retroceso en tiempo récord casi al lugar de origen hace cuatro años, cuando el club casi se desangraba en la categoría de Segunda B. Cierto es que, entre una situación y otra, hay ciertos matices. Ahora, el Extremadura dispone de unas instalaciones renovadas y un equipo, a priori, de los más potentes. Pero también hay similitudes como una delicada situación económica o un deprimente estado de ánimo, tanto de equipo como de afición. Y eso, en el fútbol, solo lo cambian las victorias.

El Extremadura visita este domingo el estadio Álvarez Claros de Melilla. Por potencial, un rival más que complejo. Sin embargo, la plaza trae buenos recuerdos, precisamente de hace cuatro años. Era noviembre del 2016 cuando un Extremadura con más sangre que heridas visitaba al Melilla. Nadie daba un euro por los azulgranas, por entonces dirigidos por Juan Velasco. Sin embargo, aquella noche fue mágica para los azulgranas. Un enorme partido en lo futbolístico se mezcló con un gran gol de Javi Pérez que dio un triunfo agónico y una bocanada de oxígeno al club. Un punto de inflexión que, cuatro años después, todavía resuena en el entorno azulgrana.

De aquel Extremadura de Pierre, Willy, Fall, Carlos Rubén, Curro... tan solo queda el propio Javi Pérez, que ahora es técnico del filial y ayuda en la dirección deportiva del Extremadura.

Durante la semana, en el entorno del Extremadura se ha hablado de ese encuentro y de la necesidad de dar un paso al frente por parte de unos jugadores que entonaron el mea culpa el domingo pasado.

La clasificación no es crítica, ya que el Extremadura está a apenas dos puntos del segundo puesto, pero la sensación del equipo sobre el césped está muy lejos del presupuesto con el que se ha confeccionado la plantilla.

La portería

Entre los aspectos que preocupan y mucho a José Antonio Ruiz en estas primeras semanas de entrenador se encuentra la seguridad en defensa. Y eso que es en la línea defensiva donde, quizá, el Extremadura está teniendo a sus jugadores más regulares como son los casos de Saúl, Dani Pérez o Nico Hidalgo. Sin embargo, el equipo ha encajado gol en seis de los siete partidos ligueros disputados. Y eso contando con tener a uno de los porteros más valorados del grupo como es el extremeño Casto.

Cerrar el arco es una obsesión para el técnico azulgrana, que además necesita que sus futbolistas creen más fútbol. De hecho, Ruiz no descarta seguir haciendo cambios en su once inicial en Melilla. Dani Toribio tiene casi segura su vuelta al once y ahí puede colarse Vieira. El joven marfileño, de 20 años, es una de las grandes esperanzas del club. El año pasado tuvo una lesión de rodilla importante, pero ya está recuperado y Ruiz lo conoce bien del filial.

La otra buena noticia para el viaje a Melilla puede ser la vuelta de Sergio Gil, que este jueves entrenó con el grupo y puede recibir el alta médica.