La primera parte del guión fue seguida al pie de la letra por los Mercedes, capaces de copar la primera línea de la parrilla incluso con unas cambiantes condiciones de la pista por la lluvia. El segundo capítulo del libreto se quedó en el cubo de la basura del box de Ferrari. El equipo italiano erró en los reglajes del F138 y Fernando Alonso cayó hasta un sexto lugar, que le deja sin opciones de triunfo y con todo a favor de que sus grandes rivales al título aumenten su ventaja en el Mundial.

"No hemos sido capaces de interpretar los cambios que iba a haber en la pista y dimos un paso atrás en el coche, que hoy era más difícil de conducir; esperemos dar mañana un paso adelante", dijo el asturiano. De intentar ganar el gran premio pasa al plan B, o al C: "Kimi sale en nuestra misma línea y Vettel, una por delante. Intentaremos superarles, y si no podemos, hay que minimizar los daños en cuanto a puntos".

CASI UN MILAGRO "En la F-1, no hay nada imposible", se resiste Alonso. "Esta es una carrera llena de trampas que hay que ir salvando en las 78 vueltas. Además, está el asunto de los coches de seguridad...". Y, sobre todo, de cómo incide su entrada en las dos posibilidades de estrategia: "Si todos vamos agrupados es mejor ir a una parada, si el pelotón se alarga y hay huecos para volver sin tráfico, quizá sean más rápidas dos. Tenemos que estar muy atentos", pide el bicampeón español a su equipo.

Al menos, ya tiene un coche más conducible que en la última sesión de libres. Tan extraño era el comportamiento del F138, tanto era el agarre perdido con el descenso de temperaturas, que forzó un error de novato en Felipe Massa. "Bloqué las cuatro ruedas, cogí el bache y me fui contra el muro", de Santa Devote se sinceró el brasileño. No hubo tiempo de reparar los destrozos y Massa se perdió la calificación, por lo que hoy arrancará último. Los recuerdos hablan de carreras caóticas en Mónaco, como aquella de 1982, con cuatro líderes en las últimas tres vueltas.