Los responsables de la Unión Deportiva Mérida apuraban ayer las gestiones contra el reloj después de que el viernes por la noche le fuese concedida una moratoria de 72 horas para resolver sus deudas con futbolistas y poder permanecer así en Segunda División B.

Aunque nada trascendió de las intensas gestiones que se llevan desde el club, todo sigue centrado en que las 35 denuncias por un valor total del 424.863 euros se retiren y así el Mérida pueda ser inscrito la próxima temporada en la tercera categoría del fútbol español.

Básicamente, la propuesta no ha variado en realidad respecto a lo que se ha afirmado en las últimas semanas: la entidad emeritense no tiene a día de hoy dinero para satisfacer las deudas, por lo que habría que llegar a un acuerdo con los futbolistas para que aplazasen el cobro y retirasen las denuncias. De no ser así, el club seguiría la senda que en su momento abrió su predecesor en la ciudad, el histórico Club Polideportivo Mérida, y siguieron sucesivamente otros grandes del fútbol regional como Club Deportivo Badajoz y Club de Fútbol Extremadura.

De la situación sigue muy pendiente el Villanovense, que de momento ha sido poco agresivo en su política de fichajes a la espera de saber en qué categoría militará la campaña 2009-10. Si el Mérida desciende pero logra reunir un equipo para salir en Tercera, serían los serones los que ocupasen su plaza en Segunda B, pero si el colapso emeritense le llevase a la desaparición, el puesto sería con toda probabilidad para el Castillo.

MOLINA, A MELILLA Los jugadores con contrato en vigor del Mérida ya buscan acomodo en otros clubs. Uno de ellos es Miguel Angel Molina. El central ultima conseguir la carta de libertad para poder fichar por el Melilla, donde ayer se daba por hecho el fichaje. Otros futbolistas ya se han puesto en manos de sus agentes para encontrar equipo a la vista de que el Mérida no puede pagarles.