Restan seis jornadas de liga en el grupo IV de Segunda División B y el Mérida tiene que disputar la mitad de los mismos a domicilio frente a San Roque, Cádiz y Sevilla Atlético. La otra mitad serán en el Romano: Linares, Linense y Almería B. La dura derrota del pasado domingo frente al Melilla (1-3) ha provocado un desasosiego en la grada y una honda tristeza en el vestuario, tal y como afirmaba el propio entrenador del Mérida, Antonio Gómez, al final del encuentro: "Ha sido la derrota más triste".

Sin embargo, la Segunda B es tan caprichosa, que de nuevo se ha vuelto a dar aquello de "en esta categoría cualquiera puede ganar a cualquiera" y son tan peligrosos los de arriba por su calidad, como los de abajo porque se juegan la vida. Para muestra, los resultados de los cuatro primeros: el Real Murcia solo ha pudo ganar por la mínima en feudo de un equipo en descenso como el Jumilla; el UCAM no fue capaz de pasar del empate en su casa frente a La Hoya Lorca; el Sevilla Atlético también pasó apuros para ganar en casa frente al Linares, pero su victoria sirvió para adelantar al Cádiz, que perdió en feudo del Linense. Es decir, que a pesar de que parecía que la temporada se había acabado para el Mérida el domingo en el minuto 39 con el tercer gol del Melilla, resulta que analizando los resultados de la jornada y gracias, principalmente, a la meritoria victoria del Villanovense en Jaén, el Mérida tiene que buscar la motivación en que todavía se mantiene a cinco puntos de jugar la Copa la temporada que viene a falta de dieciocho por disputarse. Por abajo, se mantiene un colchón tranquilizador de siete puntos con respecto al descenso.

Teniendo en cuenta la trayectoria tan desigual que está manteniendo el conjunto de Antonio Gómez en la competición, se antoja muy difícil hacer una predicción de cuáles serían, de entre los seis que restan, los partidos, en teoría, más asequibles. De momento, la primera parada es en Lepe (domingo, 11.30 horas), frente a un San Roque que está en descenso a cinco puntos de la salvación.