El deporte extremeño de clubs, floreciente en los años 90, sufrió en agosto del 2000 su primera gran bofetada: un histórico como el Club Polideportivo Mérida, fundado en 1912 y que llegó a estar dos veces en Primera División, desaparecía por las deudas acumuladas con futbolistas, que eran de 180 millones de pesetas. El equipo acababa de terminar sexto en Segunda. Ahora la capital autonómica vuelve a vivir otro crack : solamente nueve años puede durar la Unión Deportiva Mérida, su heredero.

Pero no solamente en Mérida se han vivido momentos tan amargos como el actual. Pocos de los clubs que más alegrías han dado al deporte regional se han librado de padecerlos. La senda abierta por el Mérida la continuó el Cáceres Club Baloncesto, cuyo descenso de la ACB fue el preludio de su disolución como sociedad anónima deportiva en el 2003 por deber tres millones de euros.

En verano del 2006, el Club Deportivo Badajoz, que el año anterior había celebrado su centenario, no pudo mantenerse en Segunda B porque le faltaban 160.000 euros para pagar a los futbolistas. Un año después, fue el Club de Fútbol Extremadura --que también estuvo dos veces en Primera en los 90-- quien pasó de Segunda B a Regional por no poder asumir 600.000 euros de deuda.