"El domingo nos jugamos la vida". Tono enfático el que utilizó ayer el entrenador del Mérida, Antonio Gómez, a la hora de analizar el duelo de mañana (12.00 horas) ante el Melilla.

El conjunto romano parece preparado para encarar las batallas definitivas de cara al objetivo, ya nítido, que se ha planteado para este final de liga: entrar en las plazas que den derecho la próxima temporada a disputar Copa del Rey. Pero, previsores, y para evitar sorpresas, el conjunto extremeño, el más holgado entre los tres de Segunda B en cuanto a clasificación, se propone primero conseguir la permanencia matemática. Se tiene muy al alcance, pues restan siete jornadas, todo un mundo. Pero se mira más arriba también, desde luego.