La UD Mérida no teme que el estadio Romano pueda ser clausurado por los incidentes acaecidos tras el partido del pasado domingo ante el Málaga B. El árbitro del encuentro, el castellano-leonés Pedro Arenal Gómez, reflejó en el acta que recibió el impacto en la nariz de un frasco de colonia de plástico semivacío.

El Mérida no espera más que una fuerte multa por parte del Juez Unico del Comité de Competición de Segunda B, que teóricamente se reunirá mañana por la tarde.

El Romano no está apercibido de cierre, pero sí fue multado tres veces esta campaña por incidentes leves. En la cuarta jornada, ante el Motril, por escupir a un jugador foráneo. En la decimocuarta, ante el Jaén, por el lanzamiento de un mechero al árbitro. Y, en la decimosexta, ante el Sevilla B, por escupir al árbitro. El mecherazo costó 60 euros y 300 euros cada escupitajo.