Messi no dejaba de mirar, sonriente, la bota de fútbol que acababan de regalarle y que acunaba entre sus manos. No era una bota cualquiera. Nunca se la podrá calzar, pero es la más bonita que ha tenido desde que empezó a ir tras un balón. Relucía bajo la luz de los focos. Es la Bota de Oro, el premio a los 34 goles que marcó en la última Liga y que ayer recibió en medio de un emotivo homenaje.

En medio de la imparable ascensión que le ha conducido a ser el mejor del mundo, Messi completó ayer otro triplete: Balón de Oro, FIFA World Player y la Bota de Oro un premio que le coloca en otra lista de lo más selecta, con nombres como Eusebio, Muller, Krankl, Van Basten, Stoichkov, Hugo Sánchez, Ronaldo, Henry, Forlán o Cristiano Ronaldo. La revista Don Balón y Damm tendieron una alfombra roja para que Messi desfilara de nuevo en busca de más oro. En los dos últimos años, su vida ha sido una mina. De gala en gala, de premio en premio, de título en título, y todo bajo un reconocimiento unánime que ayer vivió un nuevo episodio.

Rodeado de algunos de los mitos del barcelonismo, desde Basora hasta Stoichkov, pasando por Rexach, Fusté y Migueli, los tres asesores de la junta, Messi asistió desde primera fila a su propia obra. Se quedó embobado contemplando los 34 goles, tal vez sorprendido de su genialidad, codo a codo con Sandro Rosell, el presidente que no dejó de susurrarle al oído, rendido a tanto talento.

EL APOYO DE XAVI Y PUYOL "He conseguido muchos premios pero no tenía la Bota de Oro, es algo muy especial. Ha sido gracias a mis compañeros", dijo, con un punto de emoción. Al fondo de la sala, estaban dos de los que le han ayudado en esta aventura: Puyol y Xavi, los dos capitanes. "Es el mejor del mundo y lo demuestra cada semana. Hay algunos que son muy buenos y se lo creen. Lo mejor de Leo es que es humilde y no se lo cree", proclamó el defensa.

Después de tanto gol, Messi tuvo que pasar un pequeño mal trago. Le tocó subir al escenario. Una vez más y unas vez más ahí se le hace mucho más difícil moverse que cuando está en el campo. Le falta la pelota. Ayer, eso sí, tenía una bota en las manos. Y no la soltó. La agarró con tanto cariño como el que recibió después de Rosell.

"Todos los barcelonistas te queremos dar las gracias. Eres el reflejo del trabajo de La Masia en los últimos 30 años. Eres el primer jugador formado en casa que llega a ser el mejor del mundo", le dijo el presidente azulgrana durante un breve discurso.

"Eres una persona de oro, no te dejaremos ir. Te quedarás aquí toda la vida", le soltó luego Rosell a un Messi superado por tanto elogio. "El Barça es mi casa y como siempre he dicho, ojalá me quede toda la vida. Eso me haría tremendamente feliz", contó la estrella argentina, mientras la sala, llena hasta los topes, estalló en una gran ovación. Puyol y Xavi sonreían complacidos. "Acá estoy muy bien", decía, una y otra vez Messi con esa bota dorada, reluciendo, entre sus manos.

Era el trofeo que le faltaba. Y desde anoche es suyo. Cuando le preguntaron por quien debía ganar el Balón de Oro del 2010 fue muy claro. "Xavi e Iniesta se lo merecen por haber ganado el Mundial, pero estaré contento si se queda en nuestro vestuario".