Messi se reencontró con su balón preferido. Messi volvió a acunar y besar esa pelota dorada que simboliza lo que ya ha dejado de ser noticia. Es el mejor jugador del mundo, incluso hasta cuando acabó deshonrado como quinto clasificado en el 2018. Ahora, el balón retornó a su dueño, acompañado de Thiago y Mateo, sus dos hijos mayores, que se lo pasaron bomba en París.

A las 21.31 horas del lunes 2 de diciembre del 2019, quedó nominado Leo VI como el auténtico monarca del fútbol mundial. Algo está cambiando porque se avista una nueva generación que se asoma a la elite huérfana, además, de jugadores españoles, algo que no sucedía desde hace 30 años. Llegan nuevos como Van Dijk (segundo clasificado) y Salah (tercero), ambos estrellas del Liverpool campeón de Europa, pero el rey no se toca.

Manda la Premier, que coló hasta a 15 jugadores en la lista de 30 nominados. Pero gobierna Leo. Está naciendo un nuevo orden, pero nadie puede con él. Hace ya una década que besó su primer Balón de Oro, siendo apenas un joven de 22 años que se asomaba a la cima del mundo. Desde entonces, no ha descendido de ese trono, por mucho que tuviera que esperar hasta ayer para resolver esa anomalía entre él y Cristiano. Tiene ya Leo seis balones. Y CR, cinco.

Está el astro argentino por encima de entrenadores. Rijkaard lo acunó con mimo antes de que Guardiola le encontrara el hábitat de falso nueve para explotar como goleador,