Messi, el considerado como mejor jugador del mundo, remata mucho menos que Ronaldo, que no apareció en el año 2010 en la lista de los tres mejores de la FIFA, y marca igual. Messi ha jugado menos en la Liga que Ronaldo, que no se ha perdido ni un solo minuto del campeonato, y mantiene la misma cifra (24 goles).

Ambas estrellas, una pilota al Barça que vuela y otra al Madrid que va persiguiéndole, amenazan con llevarse por delante el impresionante récord de 38 goles firmado por Zarra con el Athletic (temporada 50-51) y por Hugo Sánchez con la Quinta del Buitre (1989-90). Hoy esa batalla por el Pichichi se traslada a Ginebra, donde Argentina juega un amistoso ante Portugal.

Nada es, sin embargo, amistoso entre ellos. Llegó Ronaldo al Bernabéu, convertido en el jugador más caro de la historia, previo pago de 96 millones de euros al Manchester United, y se desató la fiera goleadora que anidaba en ese diminuto cuerpo de una pulga. Pronto hará un año desde que Guardiola (fue el 27 de febrero del 2010 y ante el Málaga), en una decisión que cambió el Barça y, quién sabe, si también el fútbol mundial, sacó de la banda derecha a Messi para darle toda la libertad táctica como delantero centro. Aunque, en realidad, él juega de todo.

A veces es interior (ha dado 15 asistencia de gol, el triple que Ronaldo), en ocasiones ejerce de extremo derecho y de lo que nadie tiene dudas es que es el nueve más eficaz del planneta. "Sin Leo no seríamos lo que somos", dijo Guardiola, el técnico que ha impulsado su transformación definitiva. Y sin el Barça, como ya se vio en el Mundial, Messi tampoco sería lo que es: el número uno indiscutible. Por eso, Checho Batista, el seleccionador argentino que heredó la confusa e incompleta obra de Maradona, anda empeñado en fotocopiar, como si fuera un obsesivo turista japonés, el mismo dibujo táctico de Guardiola en el Camp Nou para que la estrella se sienta cómoda.

EL PARAISO DE LEO En Barcelona, Messi vive en el paraíso. En el primer año de Guardiola marcó 23 goles en la Liga (ahora lleva 24); en el segundo, 34, igualando a Ronaldo, y ¿en el tercero? Ni se sabe. Nadie puede avidinar sus límites. Ni siquiera él. Aunque se ha perdido tres partidos (dos por la brutal entrada de Ujfalusi que hizo cimbrear su tobillo derecho y uno porque Guardiola le dio descanso como cada Navidad), el argentino tiene unos números asombrosos.

"Todos los calificativos se quedan cortos. Messi es el mejor del momento y marcará una época", ha afirmado Mauricio Pochettino, el técnico del Espanyol, que el domingo en Cornellà se medirá al Madrid de Mourinho. "Seguramente Messi nos estará animando el domingo", dijo.

EL ´PAPA´ DE CRISTIANO A Messi los defensas le persiguen como a Ronaldo para frenarle, pero no llegan a tocarlo. Diga lo que diga Mourinho, el "papá de Cristiano", como lo calificó la pasada semana Pandiani, el delantero de Osasuna, todo es una simple cuestión táctica.

"Cristiano es muy poderoso y encara con mucha frecuencia. Messi también, pero entra más en la idea del toque del Barcelona y, por tanto, participa más cerca del área. Y como Cristiano encara desde más lejos, le golpean más", dijo el pasado lunes Emilio Butragueño, director de relaciones externas blanco.