No necesitó jugar para ser el protagonista. Con un discurso ambicioso, ilusionante y atractivo, Leo Messi volvió a sentar las bases del camino del Barça en su nueva aventura. Más allá del insulso triunfo del Gamper ante el Arsenal (2-1) con gol de Suárez en el último suspiro, el hincha culé se vino arriba con su guía espiritual. El 30 de mayo del 2020 queda muy lejos, pero ya se encuentra en la cabeza del argentino. Ese día se celebrará la final de la Champions, el reto de un equipo que quiere recuperar un trono que se le resiste desde el 2015. Los fracasos de Roma y Liverpool deben servir de lección para ese definitivo asalto. El capitán azulgrana lo tiene muy claro.

Sin utilizar la expresión que se hizo recurrente durante todo el curso pasado, Messi repitió promesa. No llegó a citar la Champions ni esa Copa tan linda, pero no hizo falta. El capitán dobló la apuesta y encendió a un Camp Nou que necesitaba un subidón. Los éxitos en las dos últimas ligas han quedado ensombrecidos por las debacles europeas, sobre todo teniendo en cuenta el recuerdo demasiado cercano de los tres éxitos consecutivos del Madrid, que este año pasó el testigo al Liverpool.

"Es difícil decir algo después de la temporada pasada, pero no me arrepiento de nada. Digo lo mismo", soltó Messi con una convicción absoluta. En ese momento, se giró hacia sus compañeros y continuó su mensaje. "Confío en estos jugadores y en este cuerpo técnico. La última temporada terminó siendo un poco amarga, pero hay que darle valor a lo conseguido, la octava Liga en 11 años. Eso para cualquier club sería algo grandioso. Quizá no se le da el valor que merece pero con el tiempo se verá. Estamos con ilusiones renovadas, esperamos que ustedes también", proclamó el argentino.

De Jong y Griezmann

El capitán fue el héroe indiscutible. Nada más pisar el césped recibió una inmensa ovación del público, que también se volcó con Frenkie De Jong, el más aclamado de los fichajes. Más dudas hubo con Griezmann, que saltó justo antes del exjugador del Ajax y se llevó algún pito de una grada abarrotada con muchos turistas. Es un clásico en estas fechas veraniegas teniendo en cuenta, además, que el partido no está incluido en el abono de la temporada. El club hizo caja con 98.812 espectadores (el pasado año hubo 70.000 ante Boca).

Aubameyang adelantó al Arsenal (m. 36) en una primera parte con buenas maneras de De Jong y algún detalle reseñable de Riqui Puig. Griezmann, el que más minutos jugó, le puso voluntad pero escaso acierto, pero el equipo acabó remontando con un regalo inglés propio de estos torneos y la estocada final de Luis Suárez. Arthur, Coutinho, Arturo Vidal y Junior no se vistieron, al igual que Messi.

El primero en hablar durante la presentación fue Ernesto Valverde, que no levantó excesiva pasión. Es evidente que el tercer proyecto del técnico comienza con ciertas dudas entre una afición que seguramente prefería un relevo en el banquillo. "Queremos ganar siempre. No pudimos hacerlo o no supimos hacerlo en Europa. Empezamos un nuevo año y lucharemos para que en mayo podamos celebrar las cuatro competiciones que vamos a afrontar", dijo el técnico.

¿La semana de Neymar?

Horas antes, el presidente Josep Maria Bartomeu ya dejó claro que el equipo actual tiene más potencial que el año pasado. Es una plantilla ambiciosa liderada por el mejor de la historia: Leo Messi. Aún queda tiempo de mercado y puede haber algún fichaje. Ahí emerge, cómo no, el nombre de Neymar. Esta semana, con el equipo de gira por EEUU, puede ser clave en las negociaciones con el brasileño. No se descarta, incluso, una cesión del Paris SG con opción de compra. Ney quiere ir al Barça y Messi lo quiere a su lado.