La selección argentina quiere terminar bien el penoso 2016 ante Colombia y aventar la pesadilla de quedarse sin Mundial en 2018. Debe ganar o ganar porque, de lo contrario, el hincha y la prensa volverán a ser inclementes. El viaje a la provincia de San Juan, unos 1.100 kilómetros al oeste de la ciudad de Buenos Aires, tuvo algo de presagio aciago. El vuelo se movió como una batidora. En un principio se dijo que hubo vómitos a granel, entre ellos, los de Leo Messi. Pero la información fue luego desmentida.

Lo que sucede es que algunas palabras como 'turbulencias' y 'pánico' están a la orden del día. ¿Qué pasaría si el equipo que tiene al mejor jugador del planeta no consigue esta noche (00.30 horas, Cuatro) los esperados tres puntos? Algunos de los presentadores televisivos que días atrás, después de la paliza brasileña en Belo Horizonte, se regodearon haciendo leña del árbol caído, dan por descontado que eso no sucederá con la misma liviandad que descargaron su ira contra un intocable como Javier Mascherano.

LA DERROTA QUE ERIZA LA PIEL

Es cierto que hace 23 años que Colombia no le gana a Argentina en una eliminatoria. Pero hay una derrota cuyo recuerdo, por estas horas, eriza la piel. Tuvo lugar en el 5 de septiembre de 1993. Ese domingo, los cafeteros apabullaron a una Argentina que había estado invicta por 33 partidos. Fue un 0-5 con baile. Desde las tribunas comenzó a bajar el grito de indignación de “Maradona, Maradona”, se pedía que volviera para llevar al equipo al Mundial de Estados Unidos. Argentina fue a la repesca con Australia. Llegó al campeonato y se fue de manera lamentable, en medio de la expulsión del Diego.

Han pasado 23 años de aquella zurra colombiana. No está Maradona pero sí un Messi solo contra todos. Del lado cafetero estarán no solo un viejo conocido como José Peckerman, el añorado entrenador que llevó a la Pulga a la selección en 2006, sino James y Radamel Falcao. El atacante se quejó de la elección del ecuatoriano Roddy Zambrano Olmedo como árbitro. "No es lo ideal que sea de un país que es competidor directo con nosotros. Colombia, desafortunadamente, tuvo inconvenientes en partidos anteriores en que nos perjudicaron. Esperemos que no sea el caso", dijo, pero sugirió que la providencia podría darle una mano a los anfitriones en apuros.

LEJOS DE BUENOS AIRES

Después de que Leo diagnosticara que el equipo “tocó fondo”, el entrenador Edgardo Bauza pareció mirar hacia otro lado. Como están las cosas, la confianza en esta selección debe de estar en su momento de más baja cotización. Es, en definitiva, el espejo exacto de la crisis casi terminal de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). "Me duele lo que pasa", dijo Peckerman. El equipo decidió jugar lejos de Buenos Aires para evitar una recepción negativa. Pero los jugadores fueron recibidos en San Juan con cierta indiferencia. Quizá esta noche los alienten como nunca. Y si Argentina gana los ánimos se sosieguen.

Las dudas, sin embargo, no se disiparán. “¿Es imaginable que esta selección avejentada en chispa, energía y rebeldía y cada vez más avejentada en su DNI pueda jugar un Mundial? A excepción de Messi, todos, absolutamente todos sus presuntos amigos, compañeros de ley o como se los llame, ya han disfrutado la cresta de la ola y hoy batallan por sostener una meseta o circunscribir la inevitable declinación. No es el fútbol. Es la vida. Biología pura”, recordó el diario deportivo Olé.