Han pasado cuatro días desde el Gran Premio de la República Checa de MotoGP, ganado, atrevida y agresivamente por el veterano piloto británico Cal Crutchlow, de 30 años, con una Honda ‘setélite’. Crutchlow, que convirtió su carrera nº 98 en la primera victoria de su vida en MotoGP y su décimo podio en el primer triunfo de Inglaterra en 35 años, fue el único piloto de primera línea, favorito, que se atrevió a montar el neumático duro de lluvia tanto en la rueda delantera como trasera.

El segundo clasificado fue un prodigioso Valentino Rossi, que montó blando y duro en su Yamaha y el tercero un meticuloso y delicadísimo Marc Márquez, que puso blando y blando en su Honda, pilotando como un auténtico equilibrista en las últimas siete vueltas. El fracaso, el miedo, la descomposición y, por tanto, la queja y la protesta vino de los que montaron ruedas blandas tanto delante como detrás y, como no llovió mucho y la pista se fue secando,acabaron destruyendo sus neumáticos: Andrea Dovizioso, Andrea Iannone, ambos con Ducati, Jorge Lorenzo (Yamaha) y Maverick Viñales (Suzuki).

LIO EN EL BOX DE LORENZO

La situación, minutos después de concluido el gran premio, fue de pánico absoluto. ‘Dovi’ no pudo concluir la carrera. Lorenzo entró en su box tras haber perdido un trozo importante de neumático delantero pero, cuando se detuvo en su taller, su técnico, Ramón Forcada, vio la rueda intacta y quería que siguiese con la misma moto. “El problema es que la parte deteriorada de la rueda, se apoyaba en la pista y Ramón solo pudo ver el desastre cuando movió la moto”, señala el tricampeón mallorquín. Y Iannone, que acabó en una dignísima octava plaza, se arriesgó a correr todo el gran premio con el neumático delantero de su Ducati ‘Desmosedisi’ destrozado, habiendo perdido parte de su banda de rodadura. “Hubiese podido estallar, se hubiese podido matar o hacer mucho daño si la rueda estalla en plena carrera”, comentó, en buen tono, Carlo Pernat, su manager.

“No hubo peligro alguno para los pilotos”, comentó el ingeniero francés Nicolas Goubert, el amabilísimo jefe de Michelin en los circuitos, el día después, lunes, durante el test de los equipos oficiales en Brno. Goubert, que lleva 1.200 neumáticos a cada gran premio, explicó que los pilotos no se atrevieron, “como sí hizo Crutchlow”, a montar el neumático duro “pues no lo habían podido probar ni el viernes ni el sábado, ya que no llovió”.

RUEDA PARA MUCHA LLUVIA

El ingeniero francés explica que los que montaron los blandos fueron advertidos de que se trataba de una rueda “para condiciones de lluvia extrema, por lo tanto se arriesgaban a que si seguía lloviendo poco, como así fue, o se secaba la pista, como así ocurrió, el neumático se destrozaría poco a poco”. Pero, según Goubert, nunca estallaría “porque la carcasa de la rueda siempre se mantuvo intacta. El deterioro fue espectacular, cierto, pero gradual”.

Muchos consideran que si Dirección de Carrera es tan, tan, meticulosa con los términos de la seguridad, debería haber hecho abandonar a los pilotos que, como Iannone, estaban corriendo, según algunos, un gran riesgo al rodar con neumáticos que se estaban destrozando poco a poco. “Es muy difícil parar a alguien que, a falta de seis vueltas, va octavo en un gran premio, muy difícil”, señala Goubert. “Entiendo que, a toro pasado, alguien haga ese comentario, pero Andrea (Iannone) estaba girando, en ese instante, en tiempos de cabeza, o casi, la prueba es que acabó octavo”, insiste el italiano Livio Suppo, uno de los responsables del equipo Repsol-Honda junto a su jefe, el ingeniero japonés Shuhei Nakamoto.

HABÍA QUE CORRER CON LA DURA

Son muchos los que comparten la versión de Suppo en el sentido de que se han exagerado las críticas a Michelin, cuyo trabajo, en este año de regreso a MotoGP tras varias temporadas de ausencia, está siendo muy elogiado por todos pues no paran de trabajar y mejorar los neumáticos, tanto el delantero como trasero. “Fueron los primeros que vinieron a nuestro box a pedirnos disculpas, ¡los primeros!”, ha reconocido Lorenzo, que añadió: “Eso sí, no tiene sentido que una rueda vaya desprendiendo trozos de goma en cada curva ¡es una locura!”

“Yo creo que las críticas a Michelin no son justas, es más, me parecen muy injustas”, señala Suppo. “El neumático adecuado, perfecto, para la carrera existía, lo teníamos ante nuestras narices, era el duro de agua. Otra cosa es que, al no haberlo probado, muchos pilotos se resistieron a montarlo en carrera. Por tanto, el error fue, tal vez, no conceder, como se hacía antes, unos 20 minutos más de entrenamiento la misma mañana del domingo para que los pilotos probasen esa rueda”. Crutchlow los montó, los dos, y ganó de calle. “Cal (Crutchlow) sabía que, en las primeras diez vueltas, tenía que ser paciente y calentar mucho sus ruedas para, en las siguientes doce, iniciar la remontada. Lo hizo fantásticamente y ganó”, recuerda Goubert.