La posición de que los Juegos Olímpicos de Tokio se aplacen empieza a ser más que una hipótesis en el mundo del deporte. Haruyuki Takahashi, uno de los 25 miembros del comité Organizador, epxlicó que esta posibilidad se contempla dentro del organismo en una conversación que recoge The Wall Street Journal. Takahashi afirma que está descartada la cancelación total del evento por las durísimas consecuencias económicas que tendría y también que puedan celebrarse las pruebas a puerta cerrada, como está ocurriendo ya en competiciones internacionales en distintos deportes, pero se está valorando seriamente la posibilidad de que se retrasen en el tiempo.

«No creo que se puedan cancelar los Juegos. Si es necesario, consideraríamos un aplazamiento», admite Takahashi. «El COI se enfrentaría a demasiados problemas si se cancelan, sobre todo por los derechos de retransmisión por televisión que tienen firmadas las cadenas estadounidenses», añade y especula con la posibilidad de que si hubiera un aplazamiento, este podría ser de «de uno o dos años» hasta el 2022, para hacerlo coincidir con los de invierno, que se disputarán en Pekín.

Las palabras de Takahashi fueron respondidas por el presidente de la organización, Yoshiro Mori. «A mí también me sorprendió cuando lo escuché. Francamente, creo que dijo un disparate, algo inconcebible», declaró. Mori reconoció que él también está «preocupado», pero aseguró que la organización sigue adelante «según lo planeado». Añadió que había hablado con Takahashi y que éste se disculpó.

Desde que en enero empezaron a detectarse casos del coronavirus SARS-CoV-2 fuera de China, epicentro del brote, tanto el Gobierno nipón como el comité organizador han insistido en que la epidemia no altera los planes para celebrar Tokio 2020 y que están en contacto constante con la OMS para garantizar la seguridad del evento.

Sin embargo, la propagación del virus ya ha obligado a cancelar competiciones clasificatorias para los Juegos en varios países o disminuir el perfil de actos como el encendido de la antorcha en Olimpia (Grecia) y las restricciones a los viajes cada vez mayores representan un creciente desafío logístico.