Los cardiólogos del Hospital Clínico de Salamanca comunicaron ayer a Miguel García, el jugador del Salamanca que sufrió un infarto el pasado domingo en el césped de El Helmántico mientras jugaba contra el Betis, que no podrá volver a jugar a fútbol, que deberá colgar las botas. "Le han tratado de hacer ver al jugador que después de lo que se vivió en el estadio, el hecho de que no pueda volver a jugar es lo menos malo", comentó Baltasar Sánchez, el director deportivo del Salamanca. La evolución del futbolista es positiva.

Miguel García, de 31 años, se desplomó sobre el césped en el minuto 60 mientras el Betis realizaba un cambio. "El jugador sufrió un desvanecimiento y tuve la suerte de que me cogió enfrente del banquillo y lo vi caer. Hasta llegar allí no nos dimos cuenta de que se trataba de una parada respiratoria. De haber tardado tres minutos más, el jugador hubiera sufrido daños cerebrales por la falta de oxígeno", dijo ayer Tomás Calero, el médico del Betis, que trabajó al unísono con José Ignacio Garrido, el doctor del Salamanca. "Miguel estuvo muerto durante 25 segundos", confirmó Garrido.

Al futbolista se le abrió una vía respiratoria con el tubo de Guedel y se le aplicó un masaje cardíaco, pero los médicos no conseguían que el futbolista reaccionara. Fueron unos segundos de mucha tensión. El Helmántico calló y los compañeros de Miguel, entre lágrimas, esperaban una buena noticia. "No me di cuenta de lo que pasaba a mi alrededor. El jugador estuvo sin respiración y la rápida intervención de todos impidió una desgracia", explicó Garrido. El desfibrilador hizo latir de nuevo el corazón del futbolista.

Los clubs de fútbol de Primera y Segunda División poseen los maletines de emergencia desde agosto del 2007, gracias a una propuesta de la AMEF (Asociación española de médicos de equipos de fútbol). Este maletín, que ha costado 3.881 euros, dispone de un desfibrilador entre otros utensilios, que van desde tubos de Guedel, un abrebocas, laringoscopio, pasando por seis unidades de adrenalina, un collarín cervical semirrígido o tres unidades de atropina. "El mensaje es que es vital tener desfibriladores en cualquier centro deportivo sea la categoría que sea. Gracias a eso salvamos la vida de Miguel", afirmó el doctor Calero. El árbitro del partido cifró en cinco minutos el tiempo que estuvieron los médicos asistiendo al jugador.