El español Mikel Landa (Movistar), con más dolor mental que físico tras la caída del pasado lunes camino de Albi, pasó el día de descanso «con pena», pero convencido de que aún puede tener opciones. «Llega la montaña y queda mucho Tour».

«Me levantó con más dolor, pero la caída no fue nada, un golpe en el brazo, pero no es importante. De ánimo estoy peor, ha sido otro golpe duro. Toca remontar, queda mucho y habrá que pensar en lo que queda», dijo el ciclista alavés en Cahuzac sur Vère, lugar de descanso del Movistar.

Castigado por repetidas caídas, Landa se preguntó después de la etapa de ayer “Por qué a mi”, pero decidió «no darle más vueltas y seguir adelante». Landa dijo no saber cómo plantear el Tour a partir de ahora.

«Habrá que pelear alguna etapa y tratar de reengancharme como sea a la general. Llegan los Pirineos, que siempre me motivan más. Ahora necesito mi tiempo de silencio, estar tranquilo, que me dejen en paz. Y espero que cambie la suerte». A 4.15 del líder en la general, Landa espera tener menos control de los rivales y poder hacer algo «heroico»para remontar posiciones.

«La estrategia será importante, siguen quedando un buen número de favoritos, unos más importantes que otros. Corredores como Fuglsang harán movimientos que influyan. Ojalá me dejen margen para la heroica, pero es difícil porque en el Tour desde el décimo puesto se pelean mucho las posiciones».

Mientras tanto, el Tour entra en su segundo tercio con una oportunidad para los esprinters en el trayecto entre Albi y Toulouse. Ya en los Pirineos, un primer capítulo de montaña con meta en Bagnéres de Bigorre con el Peyresourde (1a, 13,2 kms al 7) y la Hourquette D’Ancizan (1a, 9,9 kms al 7,5), con la cima a 30 kms de meta en rápido descenso. Todo está por decidir.

No obstante, Landa precisó que aún no se da por vencido.

“Físicamente estoy bien, no tengo nada grave, y queda mucho Tour. Estoy con pena, pero hay etapas para hacer cosas”.