Los ojos del preparador físico Mario Díaz Hellín han visto prácticamente todo lo que ha pasado en el Cáceres Patrimonio de la Humanidad desde su fundación, en 2007. Ahora se ha quedado como su empleado con mayor antigüedad, con un día de diferencia respecto a la administrativa Cristina Merino. En una temporada tan especial, tiene mucho que contar de lo de ahora y de lo de antes. Eso sí, «cuanto menos se hable los prepas, mejor. El protagonismo es del jugador y del entrenador».

Antiguo jugador

«Soy de Badajoz y jugué en las categorías inferiores del Círculo Pacense. Muchas veces me enfrenté al San Antonio y al Cáceres antes de que estuviesen unidos. Tuvimos una buena generación. Yo era alero, el que mordía en defensa. En mi equipo las metía Dani Callejo. Nos llegamos a enfrentar al Pollito Peña en un Campeonato de España en Cáceres. Él vino con el Valencia y años después estaríamos juntos aquí».

El fichaje

«Estudié Ciencias del Deporte. Estaba haciendo el doctorado y trabajando en la Ciudad Deportiva con una beca. Conocí a Ana García Alejandre y fue ella la que me dijo que se había quedado libre el puesto de preparador físico en el Cáceres porque el chico que estaba había conseguido una plaza de profesor y me animó a que me presentase. A Piti Hurtado, que entonces era director general del club, le habló bien de mí Cirilo Iglesias y concertamos una entrevista. No hice aquella pretemporada 2007-08. Me incorporé justo al empezar la liga».

Once años intensos

«Es difícil hacer un resumen de todo este tiempo. Ha habido de todo: alegrías, disgustos... Sobre todo observo la evolución de la liga, qué perfil de jugadores había antes y hay ahora. Por las circunstancias como club y con la crisis tuvimos que cambiar la expectativa. El paso atrás deportivo que dimos yéndonos a LEB Plata acabó siendo un paso adelante como club».

Un proyecto propio

«Llevaba años trabajando con Alberto Navarro, un fisioterapeuta de Cáceres, en la recuperación de jugadores. Y empezamos a pensar por qué no seguir haciéndolo en un proyecto común, que incluyese a los profesionales y también a los deportistas aficionados. Llevamos así cuatro años y nos llamamos Salubriá Clinic. Hace poco nos hemos trasladado a la calle Londres. Vamos muy bien. Intentamos que nuestros trabajadores estuviesen también vinculados con el baloncesto. Es un centro disponible 24 horas, siete días a la semana».

Temporada difícil

«Nos ha pasado otros años en los que hemos tenido muchas lesiones, pero lo de esta temporada está siendo tremendo. Lo de la suerte siempre es muy relativo. Nunca habíamos ninguna rotura de ligamento cruzado y de repente nos juntamos con ‘una y media’, por decirlo de algún modo. En el caso de Dani Martínez se juntaron varios factores y uno de ellos es que la pista estaba un poquito sucia. Fue una mala frenada y una mala inercia. Había tenido la misma lesión en la otra rodilla. Sobre Warren Ward, es un golpe y se le va la rodilla, pero por suerte ha trabajado mucho y no ha ido a más. Es un pequeño desgarro. Estamos ante diez días muy importantes para que pueda volver a la pista esta misma temporada».

Secando la pista

«Estoy a lo que me pida el club. Las goteras en el Multiusos las conocemos de hace muchos años y otras veces ya estuvieron a punto de suspenderse partidos. Hemos entrenado así. Llevábamos dos semanas en las que se veía venir. Estuve secando la pista durante el encuentro ante el Oviedo. Intenté no molestar y salió bien. Si no se hubiese jugado nos hubiera costado el dinero».