Al grito de «El campeón volvió», decenas de miles de personas despidieron ayer a las víctimas del accidente aéreo de Colombia en el Arena Condá, el estadio del Chapecoense, el modesto equipo brasileño que se convirtió en un ejemplo de superación y cuya tragedia ha sacudido al país.

Los restos mortales de 50 de las 71 víctimas del accidente llegaron a primera hora al aeropuerto de Chapecó (sur de Brasil), donde fueron recibidos con honores militares en una breve ceremonia encabezada por el presidente del país, Michel Temer.

Pese a la lluvia, miles de personas acompañaron en las calles el paso de la comitiva fúnebre hasta el estadio del Chapecoense, donde retumbaron las notas del himno nacional para dar paso a la emotiva despedida de la afición a sus jugadores que se prolongó durante más de tres horas.