Faltaban 9 minutos y medio para el final del partido y un terrible silencio se había apoderado del Multiusos. 52-66 en el marcador y las opciones del Cáceres Patrimonio de la Humanidad de permanecer en la LEB Oro caían en picado, al mismo ritmo que las sensaciones, horribles en ese momento. El Iberostar Palma parecía que iba a infligir su octava derrota seguida al conjunto extremeño, pero...

Pero algo mágico pasó. Uno de esos fenómenos que suceden a veces en el deporte, pero no todos los días y desde luego nunca esta temporada en el Multiusos. El conjunto de Roberto Blanco arañó la tapa del ataúd, se la llevó por delante y luego emergió por encima de tres metros de tierra. Le clavó un tremendo parcial de 28-9 a su oponente y se apuntó un triunfo que no le salva, pero que sí le mantiene con esperanzas de revertir su todavía delicada situación (80-75).

Resulta difícil explicarlo, sobre todo cuando los 30 minutos anteriores de partido habían sido discretos cuando no directamente pésimos por parte de un equipo con fe, pero pocos argumentos en muchas ocasiones, tocado por un fatalismo que consiguió sacudirse a última hora. Se necesitaba algo así y ahora hay que ver si es el inicio de algo o simplemente sirve para alargar la agonía, pero la visita al Prat del próximo miércoles se afrontará de una manera completamente distinta de si todo hubiese terminado como parecía inequívocamente que iba a terminar. No fue un milagro, pero casi. Ahora tiene que venir otro mucho más grande y habrá que seguir rezando y rezando a los dioses del baloncesto.

Empezó el Cáceres con gran fuerza. Nada extraño recordando partidos anteriores, pero en este caso con la recuperación para la causa de Luis Parejo, autor de los siete primeros puntos.

Con 10-3 a los tres minutos, los locales consiguieron su primer objetivo de la noche: enganchar al público para su casa, notar su aliento, sentir que no estaban solos en la pelea.

Pero, claro, el ansiadísimo éxito había que currárselo y enseguida el Palma se aprovechó de varios despistes defensivos para ponerse por delante (10-12, min. 6). Al Cáceres le desconcertaba perseguir la bola para siempre llegar tarde y encajar canasta tras canasta. Además perdió el norte en ataque, pese a los dos triples consecutivos de Andy Mazurczak. Fue como una tirita.

Una acrobática canasta sobre la bocina de TJ Sapp evitó males mayores al final del primer cuarto (20-22). Sí, iba a ser una noche de emociones.

La defensa pasó de mala a horrible a continuación (27-32, min. 14), permitiendo demasiadas bandejas. ¿Cómo puede permitir un equipo que le penetren tan cómodamente la zona tantísimas veces? Un empuje animoso en los verdinegros, como casi siempre poniendo todas las fichas en los triples y hasta corriendo el contraataque igualó un momento el escenario (32-32, min. 15), pero a continuación vino otra fase de sonrojantes errores a la hora de proteger la canasta. La pinta del marcador era como mínimo inquietante al descanso (37-45).

SEGUNDA PARTE / El paso por los vestuarios empeoró la situación. El Palma seguía jugando con calma, encontrando a menudo a un Fran Guerra que era el dueño absoluto de la zona. El rebote era balear y la tragedia empezó a mascarse mediado el tercer cuarto (44-57, min. 25). El Cáceres era algo así como un amarguísimo quiero y no puedo.

Con 52-64 se inició el último ‘round’ y muy pocos confiaban en que todo pudiese cambiar de color, casi más por las vibraciones que se percibían. El momento de tocar fondo reseñado al inicio (52-66 a 9.35) supo a plata, pero de la de la tercera categoría.

Lo curioso es que la iluminación llegó entonces de un modo contundente y genial. En apenas tres minutos se hizo lo más difícil y el partido se puso en pañuelo: de una puñetera vez el equipo se puso a defender de verdad y al tiempo se contó con el acierto de Cole Huff y Dan Trist, que por fin dejaron de mirar con excesivo respeto el aro rival.

A tres minutos, Huff puso al Cáceres por delante después de recorrer un tórrido desierto (72-70) y entonces fue el Palma el que no supo dónde meterse. Niko Rakocevic culminó la faena poniendo sus gotas de heroismo con dos canastas cuando más quemaba el balón. Aquello, entre gritos de «sí se puede» se venía abajo como hacía mucho tiempo que no pasaba. Y con razón.

CÁCERES 80

PALMA 75

3Marcador por cuartos: 20-22, 37-45 (descanso), 52-64 y 80-75 (final).

3Árbitros: Lema, Pazos y García. Sin eliminados.

3Pabellón: Ciudad de Cáceres.

3Espectadores: 900.

3Cáceres Patrimonio de la Humanidad: Andy Marzuczak (11), Niko Rakocevic (9), Luis Parejo (15), Dan Trist (13), Angelo Chol (4) -cinco inicial- Bakary Konate (2), Guille Corrales (6), Cole Huff (12), TJ Sapp (6), Dani Martínez (5) .

3Iberostar Palma: Carles Biviá (10), Emmanuel Gilbert (10), Alex Hernández (8), Fede Uclés (9), Fran Guerra (17) -cinco inicial- Kristaps Gluditis (2), Erik Quintela (9), Raven Barber (10).