Lo que cambia la vida en un suspiro. La risa cogió el puente aéreo en un minuto. 89 de juego. Van Nistelrooy, gol. Quince segundos después, Raúl Tamudo, gol. Un instante en el que la gloria se tranforma en desencanto, la alegría en llanto, el suspiro en rugido... A velocidad de vértigo. Un carrusel de sensaciones de ida y vuelta en una trepidante jornada que dejó las cosas como estaban, solo a simple vista.

Fue mucho más que eso. Era la jornada calificada como definitiva. Los barcelonistas esperaban este día para dar el asalto definitivo a la Liga, para recobrar el cetro perdido el día del Betis. Para los madridistas, en cambio, era la prueba del ocho. Una batalla que habían de superar si querían romper el círculo virtuoso del equipo de Rijkaard en los últimos años.

Se repitió, sin embargo, el guión de las últimas jornadas. No se puede dar por vencido hasta el último minuto al equipo de Capello, de imbuido que parece por el espíritu de los grandes guerreros de leyenda. Tras el empate en Barcelona, los blancos se conjuraron y acabaron volteando una competición que tenía un claro tinte blaugrana.

VENTAJA BLANCA Los méritos de los de la capital de España son indudables. No obstante, han contado con el aliento de los azulgrana, empeñados en reincidir en fallos inexplicables, impropios de un equipo de la talla del aún campeón de Liga.

Los últimos minutos han desempeñado un papel fundamental esta campaña. Sobre todo en el último tercio. Los últimos compases de los partidos de los dos ´grandes´ han sido definitorios y, a la postre, definitivos. Ahí se ha visto el estado de ánimo de uno y otro. Los blancos, juramentados, han sacado petróleo de los momentos finales, mientras que los catalanes han dilapidado buena parte de su ventaja en esos instantes.

EL TERCER IMPLICADO Tan intensa fue la noche que hasta el último instante del partido del Sevilla en Mallorca tuvieron los andaluces opción de ponerse líderes. No lo consiguió, pero a la vida de lo loca que está la Liga no pueden darse aún por vencidos. Y es que queda una última jornada en la que el Real Madrid intentará asegurar el título que anoche ya celebraban muchos de sus fieles en La Cibeles y en muchas calles de España. Vencer al Mallorca en el Santiago Bernabéu es la última estación para los madridistas, pero deberán hacerlo si no quieren verse atrapados por el Barcelona --que visita Tarragona-- y el Sevilla, que recibe al Villarreal.