Acaba de cumplir 32 años y hasta esta temporada no ha pasado de la Segunda B. El Espanyol solamente le permitió jugar en su filial. Enric Gallego (Martorell, 12 de septiembre de 1986) es de esos casos inexplicables dentro de este deporte.

¿Qué ha pasado para que este jugadorazo no haya militado durante toda su carrera deportiva mínimo en Segunda División? Esa es la gran pregunta. En el pasado mercado de invierno llegó al Extremadura avalado por ser el máximo goleador de Segunda B. El acierto descomunal de la directiva de Manolo Franganillo (ayudado por la billetera de los inversores, claro) llevó a los almendralejenses al ascenso gracias, sobre todo, a los goles decisivos del catalán.

El sábado asistimos a una exhibición de Enric Gallego en el Wanda, liderando la primera victoria azulgrana en la categoría de plata (1-4 al Majadahonda) gracias a sus tres tantos, pero sobre todo a su portentosa facilidad para desmarcarse y para definir. Desde el inicio, este jugador ha dado un curso práctico de cómo debe desenvolverse un punta.

Ya desde que llegara a la región algunos nos preguntamos por qué este futbolista no ha pasado hasta ahora a disfrutar de la Segunda. Lo tiene todo y creo que también le daría para ser útil en Primera.

Estamos cansados de ver a jugadores exhibiendo su mediocridad en la máxima categoría, pero también de ver cómo el talento se desaprovecha en las ligas no profesionales. Se me ocurren ahora muchos ejemplos. En el caso del Extremadura me alegro de que dos futbolistas como Valverde (éste ya veterano) y Alex Díez puedan vivir con intensidad una categoría como ésta. Alex está siendo la otra gran sensación azulgrana. En este caso, desde muy joven se corresponden categoría y condiciones. Pero Enric, ¿dónde te has metido durante los últimos 10 años, hombre?