Es una cita que se ha convertido en ineludible dentro del deporte extremeño. Los premios Espiga al impulso de la actividad física y el deporte, que concede Caja Rural Extremadura, llegaron a su duodécima edición con la emotiva entrega en la finca El Toril, en el término municipal de El Carrascalejo, cerca de Mérida. La 'guinda' la puso el baloncestista villanovense José Manuel Calderón, que envió un mensaje desde Denver.

El Instituto de Enseñanza Secundaria Gregorio Marañón, de Caminomorisco, se llevó el máximo galardón, el 'Espiga del deporte', dotado de 4.000 euros, pero en este evento todos salen contentos. Es una mañana especial, que toca más la sensibilidad de los modestos que su bolsillo.

Hubo además dos accésits de 1.500 euros y que correspondieron al Club Stabia de Mérida y a la Fundación Ambroz Plasencia por su trabajo con el judo y el baloncesto, respectivamente.

Hubo un último reconocimiento, este de carácter afectivo y no financiero: el Premio 'Gracias', que correspondió a la familia de la piragüista discapacitada Elena Ayuso por el apoyo que le han prestado durante su carrera. Las sonrisas que exhibían sus padres y su hermana en el escenario al recogerlo emocionaron.

APUESTA INEQUIVOCA El acto, conducido por el gerente del fondo de educación y promoción de Caja Rural, Martín Fariñas, contó con la presencia de la consejera de Educación y Empleo, Esther Gutiérrez, y el presidente de la propia entidad bancaria, Urbano Caballo.

"El deporte representa valores como la disciplina y la responsabilidad que bien podían aplicarse al resto de la sociedad", dijo Caballo en su discurso, en que destacó la "limpieza y el respeto" con el que se desarrollan los premios, que este año han contado con 52 candidaturas, de las que 24 fueron seleccionadas como finalistas.

Por su parte, Gutiérrez puso de relieve su necesidad de acudir por primera vez a la entrega, pese que otros asuntos de urgencia la habían reclamado durante toda la mañana. "Tenía que estar aquí porque comparto esta causa y me parece admirable. Los galardones suponen un gran apoyo y las candidaturas expresan toda la diversidad del deporte extremeño, que es un aliado para promocionar hábitos de vida saludables", añadió.

Los responsables del IES Gregorio Marañón llegaron acompañados por alumnos. El jurado valoró la vocación de integración en la sociedad de su proyecto deportivo, tratándose de un núcleo rural pequeño que intenta implicar a varias localidades más de la zona de Las Hurdes. "Tienen imaginación para superar los problemas y el compromiso de los profesores es grande, de siete días a la semana", señala el veredicto.

Del Stabia se aprecia especialmente ser "la continuación de un proyecto de 40 años" y saber "hacer convivir la competición con otros caminos, incluyendo la discapacidad y trabajando con niños con déficit de atención que han llegado a ser campeones de España". Mientras, 230 chicos y chicas maneja por su parte la Fundación Ambroz Plasencia, una fusión que permitió hace 10 años que el baloncesto se fortaleciese a orillas del Jerte.