"Vamos a solucionar la situación seguro, aunque ahora mismo no conozco bien la plantilla". Primera boutade de José Luis Montes Vicente (Segovia, 1956) a su llegada a Cáceres. Corría el 2 de noviembre de 2010. Bravuconada en toda regla, en apariencia, ya que su nuevo equipo era colista. Cumplió: el equipo se salvó con una cierta solvencia. Ahora puede pensar lo mismo en el Villanovense, a cuyo mando llegó ayer, este auténtico personaje de los banquillos futbolísticos.

Montes llegaba como sustituto del mítico Manolo Sánchez Delgado. "En Navidades estamos fuera del descenso". De nuevo otra sobrada pronunciada a los pocos días de hacerse cargo del equipo. Dicho y hecho: el Cacereño salió de ahí y encadenó una racha que se fue hasta los doce encuentros consecutivos sin perder.

Así es, sin remilgos, estridente, el bigotudo sustituto de Pedro Sánchez de la Nieta en el Villanovense. Montes no es un entrenador al uso, ni mucho menos. Ya tampoco lo era como portero, cuando triunfó en los 70-80 defendiendo al Castilla o al Deportivo de la Coruña, sobre todo.

Tipo cercano, pese a su apariencia. Tipo humano al que es fácil verle sonreír. Un técnico al que no le tiembla el pulso y que va de frente, pero que mima al jugador. Una persona que da y pide confianza, vaya. Un entrenador al que todos suelen respetar, y no solamente por su físico.

El 'borrón'

El año pasado, en el Conquense, cuentan que se le pudo ir la mano en un vestuario especialmente conflictivo. Se enfrentó a varios pesos pesados con contundencia y aquel vestuario, que parecía dominarlo, le trajo por la calle de la amargura. Casi obra el milagro, pero no fue así finalmente. Cualquier escribiente echa un borrón.

Hasta los periodistas que le han tratado han pasado por encima alguna salida de tono simpática, como con su particular y proverbial juego al despiste con las alineaciones. O, más bien, a la mentira. En Cáceres apenas se le dio importancia a que, a menudo, diera todas las pistas sobre el equipo que iba a poner el fin de semana y que, finalmente, no dijera la verdad.

Montes, recordado especialmente en su carrera por su ascenso a Segunda con el Algeciras, hace ya once años, es un experto rehabilitador de equipos en una deriva depresiva. Marbella, Jaén, Sabadell, Melilla, Ecija, un trotamundos de los banquillos al que se le ha tratado, quizá injustamente, de excesivamente defensivo, pero que logró en Cáceres que su equipo no concediera una sola muesca al desorden táctico.

En Villanueva de la Serena ya se frotan las manos por las referencias que se tienen del nuevo jefe . Un equipo con Oscar, Anxo, Pajuelo, Javi Muñoz, Tomás, Grillé, Mato, Willy, ya Paulino... y Montes será un conjunto, teóricamente, muy fiable. Se admiten apuestas.